LOS BALCONES Y ventanas del centro de Oviedo están engalanados con banderas españolas. A medida que uno se va alejando del centro disminuye el número de enseñas. En el Juego de patriotas también hay niveles. En el más alto está el comodín de la bandera.
MANUEL CHAVES NOGALES escribió al dictado de Juan Belmonte la biografía del torero. Juan Belmonte matador de toros. El torero le contó al escritor que en Barcelona hizo varios descubrimientos, entre otros, que los catalanes sacaban tabaco solo para ellos. "En San Jacinto contaba cosas como estas y no me las querían creer".
"HAY QUE IR con mucho cuidado con las palabras porque se pueden convertir en jaulas" (Viola Spolin). En 1998 Barrionuevo tuvo un careo con Damborenea y Julián San Cristóbal, y, en el acaloramiento de las discusión, llamó a uno de ellos "delator". Error fatal que le costó al exministro del interior diez años de cárcel. Sólo estuvo tres meses.
EL AGAVE CUANDO está en la flor de la vida muere. A los veinticinco años florece por primera y última vez. La única manera que tiene de envejecer es en cubas de madera. El tequila es producto del suicidio asistido. Se corta la rama cuando empieza a florecer.
"CAUNEDO CALIFICA DE ataque a los taxistas hacerlos descansar un día a la semana". Cuando una persona carece de criterio siempre contradice a los demás. El jefe de la oposición en el ayuntamiento de Oviedo desempeña su papel al pie de la letra. Imaginemos que existiera Dios y que al séptimo día quisiera descansar, Iglesias Caunedo se lo prohibiría.
POR EL BARRIO paraba un amigo de Chano al que apodaban "El manteca". Nunca supe muy bien el porqué del apodo. Tenía los dedos medio comidos por les andariques, los burones y los centollos. Utilizaba los dedos como carnada, dedos de mantequilla, los metias por las rocas del pedreru y sacaba la presa enganchada en uno. Chano murió haciendo lo que más le gustaba, ahora está con sus queridas lubinas.
EL TRANVÍA NÚMERO 28 de Lisboa recorre la ciudad de este a oeste paralelo al Tajo. La capacidad máxima del tranvía es de cincuenta personas. Lo que no saben los viajeros es que van directos a la muerte. El recorrido termina en el Cementerio dos Prazeres. Si no te produce mucho placer la muerte te puedes bajar en la plaza Luis de Camoes que está al lado del Café A Brasileira donde paraba Fernando Pessoa. Tiene una estatua a la puerta.
Camino del Cementerio |