LA FAMOSA CUESTIÓN DEL CHOCOLATE
...Porque el chocolate, desde luego, llegó a ser como el centro o emblema de reunión y tertulia, y hasta ocasión de encuentro amoroso o vulgar celestineo, pero eso fue ya desde el XVIII en adelante; un tiempo más atrás, el chocolate tuvo unas vinculaciones más sacrales, y de cuaresma específicamente.
El jesuita Tomás Hurtado, que también abordó el tema de la amoralidad del tabaco. En su obra Si el chocolate quebranta el ayuno de la Iglesia, llega a la siguiente conclusión: el preciado jarabe en cuestión no rompía el ayuno, siempre y cuando no se hiciera muy espeso, que parece que es como gustaba a las gentes del común, y así lo expresaban cuando se disponían a decir alguna impertinencia o, lo que era lo mismo, "las cosas claras".
El interesante bodegón de Luis Egidio Meléndez, que es de 1770 y está en el Prado, se instala ya casi a medio camino entre esos dos tramos de la condición cultural y social del chocolate. Desde luego hay en él una jícara con motivos orientales pintados, y unas pastas de elaboración algo refinada, pero ahí está todavía una cierta pesadez en la composición, una chocolatera clásica con un peso castizo, y el alto mango del molinillo para agitar el líquido, sobresaliendo de ella; y también está ahí un sólido panecillo o bollo de merienda o desayuno "raciales".
Mientras que, por ejemplo, La belle Chocolatiere de Jean Etienne Liotard nos muestra la pura mundanidad en que la toma del chocolate se ha convertido en pleno siglo XIX; y lo importante en este cuadro es, por supuesto, la muchachita que lleva el servicio, pero de él también concierne la delicadeza de las tazas o pocillos, y el agua misma transportándose admirablemente en el vaso . Éste es ya un chocolate totalmente secular y refinado.
José Jiménez Lozano.
La Bella Chocolatera
La joven vienesa que sirvió de modelo para el retrato, se llamaba Anna y tenía 20 años, era hija de un caballero Vienes llamado Melchor Baltauf. Anna trabajaba como camarera. Entonces un Joven príncipe del Imperio llamado Dietrichstein, se enamoró de ella y encargó al pintor Jean Etienne Liotard, que estaba pintado una serie de retratos de miembros del Tribunal Austriaco de Justicia, el retrato de Anna. En Viena se produjo un gran escándalo por la boda entre el príncipe y la camarera. En cambio ahora conocemos al príncipe por ser el marido de la Bella Chocolatera. El día de la boda, Anna invitó a sus compañeros de trabajo y les tendió la mano diciendo: "ahora soy una princesa podéis besar mi mano".
El Bello Chocolatero
Encima del sofá cama tengo colgado un retrato que encargó Mary. En él poso con: mono*, casco, llave inglesa y destornillador. Y ahora me pregunto ¿Quién conoce a Mary?
*Funda. El mono está dentro de la funda.