martes, 30 de noviembre de 2010

EL SOL AMANECÍA



El "Talmud" dice que, cuando Alejandro preguntó a  los sabios qué había sido creado primeramente, si la luz o la oscuridad, les respondieron: Esta cuestión no está aún decidida"

Pueden los soles ponerse y retornar,
pero, cuando una sola vez, para nosotros, la
breve luz se apaga.
Una sola y perpetua noche ha de ser dormida.
Catulo

Así que todavía podemos hacernos buena cuenta del temor y temblor de nuestros antepasados más remotos, cuando el sol iba acortándose en los días de otoño; y también de su alegría de que, de todos modos, se alargaría en el solsticio, por los días de la Navidad precisamente que es una fiesta que en siglo IV se puso, en ese instante exacto del resurgimiento del sol, como símbolo del sol de justicia que era Cristo. El sol amanecía.
Y, "por los Reyes, lo conocen los bueyes" decía el viejo refrán de es afianzamiento del sol, ya en enero, mes en el que muren los bueyes.

"El gallo despierta a los que duermen
cuando canta devuelve la esperanza
a los enfermos de la salud".
(himno a la hora de Laudes)

Al gallo se le ha tachado de peleón, sanguinario y lujurioso, y, lo que es peor, de ser agorero de la muerte; de manera que en las aldeas, no hace tantos años, si un gallo cantaba durante la noche, se pensaba que anunciaba una muerte; se iba a por él al gallinero, y se le retorcía el pescuezo.
Pero, de todas maneras, ha prevalecido durante mucho tiempo, la leyenda de su valentía, y se lo consideró siempre como muy capaz de enfrentarse al león; y se decía que en sus vísceras había una piedra llamada "aleatoria", que a quién se hacia con ella proporcionaba valor. 

José Jiménez Lozano
Ni venta ni alquilaje.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LEÓN TOLSTÓI

"Yo mismo soy naturaleza"

La cara de Tolstói en un principio decepciona a todos los que la ven. Han viajado en el tren desde varias millas de distancia, han recorrido luego el trayecto desde Tula para verse ahora esperando, con respeto, en el recibidor del maestro.
Entonces por fin se abre la puerta y se le ve entrar: un hombrecito bajo y corpulento, cuyo andar es tan ágil que la barba se balancea; y entonces el hombre se detiene delante del sorprendido huésped exhibiendo una amable sonrisa. ¿Cómo? ¿Este hombrecito amable y apacible, este "padrecito de andar ágil por la nieve", es realmente León Nikoláyevich Tolstói? El temor previo ante esa majestad se esfuma, y la curiosidad, un poco más animada, se atreve a mirarlo a la cara.
Sin embargo, de repente, al que levanta la vista se le hiela la sangre. Como una pantera, tras las tupidas junglas de las cejas salta una mirada gris, esa mirada inaudita de Tolstói que no revela ningún cuadro y de la cual habla todo el que miró alguna vez a la cara a ese ser imponente. Nadie puede mentir ante esa mirada penetrante y perforadora de Tolstói, y eso lo atestigua Turguéniev, Gorki y otro centenar de testigos.

Goethe (hermano con Tolstói en el horóscopo por el mismo día de nacimiento, el 28 de agosto y por mantener también su creatividad universal hasta los 83 años), permanece sentado a los sesenta tras las ventanas cerradas, gordo y temeroso del invierno desde hace mucho tiempo; Voltaire, anquilosado y más parecido a  un ave siniestra y furibunda que a un hombre garabatea en su escritorio papel tras papel; Kant recorre a duras penas, tieso y cansado, con una manía mecánica, La Königsberger Alle. Mientras tanto nuestro hombre, Tolstói el anciano henchido, sumerge su cuerpo envejecido en el agua helada, siega el jardín y corre con agilidad tras la pelota cuando juega al tenis. El hombre de sesenta y siete  años viaja veloz sobre esquís por la pista de hielo, a los ochenta, tensa a diario los  músculos con el esfuerzo de la gimnasia y a los ochenta y dos años, a un paso ya de la muerte azuza a su yegua con el látigo cuando ésta, después de veinte verstas de duro galope, se detiene a corcovear.  

"No puedo interesarme por la muerte, principalmente por una razón, y es que ella, mientras yo viva, no existe".

Pero tan sobrehumano como la vitalidad de Tostói es su miedo a la muerte.
Ante la primera sensación de proximidad de  la Parca, comienza a temblar. La más tenue disminución de la vitalidad significa  una especie de enfermedad ( a los treinta y seis años ya se autodenominaba "un hombre viejo")
Solo, precisamente, porque Tosltói vivió la muerte en medio de la vida de un modo más vehemente que los demás, la hizo viva para todos nosotros como no lo consiguió ningún otro.

"No, León Nikoláyevich, yo no puedo estar de acuerdo con usted en eso de que las relaciones entre los hombres pueden mejorarse únicamente por medio del amor. Eso solo pueden decirlo los que tienen una buena educación, gente que siempre tiene la barriga llena. Pero ¿qué podrá decirles a los que pasan hambre desde la niñez, a los que han sufrido durante toda su vida bajo el yugo de un tirano? Esos lucharán y se esforzarán por librarse del yugo. Y eso lo digo en vísperas de su muerte, León Nikoláevich , el mundo se ahogará en sangre y matará más de una vez no solo a los amos, sin distinción de sexo, sino también a sus hijos, los hará pedazos, para que la tierra no tenga que sufrir nunca más nada malo proveniente de ellos. 
Lamento  que usted no viva ya esa época, para que pueda ser testigo de su error, le deseo una muerte  apacible".

Nadie sabe quién escribió esta carta relampagueante. ¿Fue Trostki, fue Lenin, fue alguno de los muchos revolucionarios anónimos que se pudrían en prisión? Nunca lo sabremos pero tal vez en ese instante Tolstói ya se enterase de que su doctrina era puro humo, palabras efímeras frente a la realidad; que la confusa y desenfrenada pasión sería siempre más poderosa entre los hombres que la bondad fraternal. Su rostro, cuentan los testigos, se puso serio en ese instante. Tomó papel en sus manos y se retiró a su habitación, con un atisbo de sospecha soplándole un vaho gélido sobre su envejecida cabeza.

Tres poetas de sus vidas
Casanova, Stendhal, Tolstói
Stefan Zweig

P.D El día 20 de noviembre del 2010 se cumplió el centenario de la muerte de Tolstói.


sábado, 27 de noviembre de 2010

DESDE EL FONDO DEL CUERPO


...Siento dolor de quien no duerme,
de quien pasa la noche esperando
que despierte el silencio.

No dormía, pasaba horas y horas a la escucha, acabando por distinguir en lo enmarañado de los sonidos los rumores más ínfimos, la araña tejiendo su tela o, todavía menos audible, la luz abriéndose camino a pulso ente la espesura de los cortinajes. El silencio llegaba tarde, perdido en la calle el eco de los paso postreros. Solo entonces adquirían relieve aquellos golpes venidos del fondo del cuerpo. Siempre habían estado allí, pero solo a aquella hora surgían limpios de otros ruidos, cada uno de ellos con perfil de espada. ¿Hasta cuándo irían a durar? Porque llegaría un momento, de eso no tenía la menor duda, en que el desierto de la noche y el silencio del cuerpo formarían una sustancia única, para siempre inseparable del ardor del roció, subiendo matinal los últimos peldaños.

Eugénio de Andrade


jueves, 25 de noviembre de 2010

"EL POLVO ME MATA"


Estos de la foto son unos ojeadores de las buenas costumbres, se encuentran delante del Puti- Club "El Polvo me mata". Su misión consiste en que todos los clientes que acudan al mismo vayan provistos del correspondiente Con...dón. Un experto en temas sexuales como el Papa Joseph Ratizger acaba de reconocer que el uso del Con...dón  reduce el riesgo de contaminación en los casos de prostitución. Según el Papa, el Con... dón "se debe utilizar dentro del contexto humanizador de la sexualidad".  Traducción del Arameo al castellano: Echar un polvo, además de humano, resulta divino. 
Benigno Blanco presidente del Foro Español de la familia, reconoce muy "finu" él, que el "profiláctico", como es obvio, reduce el riesgo, pero estas cosas mejor hacerlas  en casa  para crear familias numerosas, y si la cosa falla, y, las familias son más que numerosas,  la culpa de ese paisano llamado Ogino Zapatitos.


LOS INFORMANTES (ALFAGUARA)
(...)Llegó a la pensión pasadas las cinco de la tarde. En el camino se había cruzado con el grupo de hombres que iban a homenajear al Arzobispo tal como un par de horas antes lo habían hecho sus mujeres, y pensó en lo curiosa que era la gente de Bogotá, que todo lo hacía así, ellos por un lado y ellas por el otro, era un milagro que no se hubieran extinguido. Entre los hombres había visto a don Federico Azate, con quien tenía cita más tarde, y actuó como actuaba siempre que se encontraba en la calle con alguno de sus clientes, mirándose las chancletas, las uñas blancas de los pies, contándose los dedos, porque creía que así, pensando en otra cosa y no en disimular, dejaban de ser visibles en su cara la vergüenza del otro y su propio disimulo. Y ahora en su cuarto se acostó a esperar. No podía hacerlo mirando por la ventana, porque su cuarto no tenía ventana. "Me di cuenta de que la gente sin ventanas espera distinto", nos dijo después. A las seis y cincuenta, cuando llegó Federcio Alzate, seguía esperando. Josefina tenía por costumbre exigir que sus clientes la llevaran a otra parte, por una especie de acuerdo tácito con Deresser y porque a ella también le parecía mejor no dormir en la misma cama en la que se había ganado la plata para pagarla.
Juan Gabriel Vásquez


Fito Y Fitipaldis - Soldatito Marinero

miércoles, 24 de noviembre de 2010

DEL OTRO LADO



...Desde la vulva inicial, el hombre no es más que camino.¿Hacia dónde? Eso es lo que no sabemos. ¿ Pero merece la pena preguntarlo?

También yo me he sentado ya algunas veces a las puertas del crepúsculo, pero quiero decirte que mi comercio no es el del alma, hay iglesias de sobra y nadie te impide entrar. Muere si quieres por un dios o por la patria, eso es cosa tuya; hasta puede suceder que mueras por algo que te pertenece, pues siempre patrias y dioses han sido propiedad solo de algunos, pero no me pidas a mí, que solo conozco los caminos de la sed, que te muestre la dirección de los manantiales.

Eugénio de Andrade

martes, 23 de noviembre de 2010

SILENCIO: LENGUA DEL ALMA


Nadie sabe las palabras 
que caben en un silencio.
 Silencio: lengua del alma.

J. Antonio Muñoz Rojas



...Estaba oscureciendo. Lleva muchos meses sin ver ponerse el sol. Después del largo verano boreal, después del interminable e ininterrumpido día estivo, sin alba y sin ocaso, el cielo empezaba por fin a languidecer sobre los bosque, sobre el mar, sobre los tejados de la ciudad, y algo parecido  a una sombra (quizá fuera tan solo el reflejo de una sombra, la sombra de una sombra) se extendía  por oriente. La noche nacía despacio, una noche afectuosa y delicada, y en occidente el cielo ardía sobre los bosques y los lagos, abarquillándose en el fuego del ocaso como una hoja de roble en el fuego exhausto del otoño.

Kaputt (Curzio Malaparte) 

lunes, 15 de noviembre de 2010

INMORTAL SONATA DE LA MUERTE

Atardecer en Gijón
No hay pasados ni futuros sino una rueda de presentes que gira continuamente alrededor de un eje cuya naturaleza no podemos adivinar. Para defendernos de esta ignorancia hemos forjado la gran ilusión de que la rueda se desliza por un camino que procede del pasado y conduce al futuro. (La rueda)
Rafael Argullol

Inmortal Sonata de la Muerte

Al fin he descubierto el verdadero nombre del insomnio. Pasan los siglos como mansos bueyes, los acontecimientos como caballos con la crin dura por la velocidad. Pasan las canas en una multiplicación sistemática y clandestinas. Pasa mi padre hacia donde le aguarda el suyo. Pasan todos cuantos conozco, todos aquellos que amo. Pasa la especie donde habito. Pasa todo en silencio. Somos los lentos forajidos que inventamos los mitos, las religiones y la historia, el lenguaje, las drogas y el amor, únicamente porque sabemos que vamos a morir. Ahora se que un abrazo llevan al fondo un pequeño violín de espanto, una matriz de desconcierto. Y en la alta noche, a unos pasos de los antiguos y a unos paso de nuestros futuros arqueólogos, nos sentamos sobre las mantas, ateridos de perplejidad y de emoción. Y algo gigante y cósmico nos acaricia un poco nuestra cabeza ebria, antes de que tengamos tiempo de llegar, como locos, al interruptor de la luz.

Felix Grande

LA GUERRA COMO NEGOCIO




A LOS QUE LES FUE BIEN

La fascinación que sintieron los delegados soviéticos al contemplar los enormes anillos que llevaba en los dedos Goeríng, fue comparable a la que habían experimentado al oír las historias que aseguraban que solía vestir toga romana y sandalias incrustadas con diamantes cuando disfrutaba de la tranquilidad de su hogar.
     El misterio de Olga Chejova (Antony Beevor)


Coincidiendo con la terminación de llamada Gran Guerra, que en el fondo no fue más que una de las mayores barbaridades que ha presenciado la historia  en todos los tiempos. En España se dejó sentir, en la llamada clase media y en las clase desheredadas, de una manera palpable, el bochorno del hambre.

En España durante la Guerra se desataba el ansia de los negocios. Los periódicos informaban de los gastos fantásticos de la guerra, de las oscilaciones tremendas en los valores de la Bolsa. Los precios de los fletes y el transporte, bajo el temor de los submarinos, hacían los seguros costosísimos...Todo esto contribuía a la fiebre en los negocios, a arriesgar dinero, y a hacerse rico, a ser posible de la noche a la mañana. Vino la fiebre del oro; el dinero se hizo atrevido, surgiendo de la noche a la mañana los nuevos ricos. Se hacían  especulaciones fantásticas en la Bolsa, los navieros eran los amos del mundo pues el que tenia un barco viejo, cuatro tablas que podían navegar, era poderoso.
Inglaterra necesitaba carbón y aún no le bastaba,  en Asturias se duplicaba el trabajo, y, el carbón en malas condiciones se vendía a peso de oro. Los mineros ganaban grandes jornales y bebían el champan en jarros; se despreciaba la sidra. En los escaparates de las tabernas de Bilbao se veían y bebían los mejores vinos; nadie tenía aprecio al dinero. En Santander, un naviero enriquecido regalaba a su peluquero un salón a lo yanki. Se hacían hoteles frente al mar y en todas partes se oían conversaciones sobres los marcos, los francos y las libras, comentarios de los avances y desastres de las tropas...Se hablaba del contrabando a manos vistas, de trenes enteros que pasaban por las aduanas abarrotados de ganados y mercancías. Las vacas y el ganado de cerda adquirían grandes precios. Se notaba la escasez de legumbres, de patatas, de judías y hasta los garbanzos, que fuera de España no tienen aceptación. Las fabricas de Barcelona no daban abasto; se trabajaba día y noche, los jornales se triplicaban y se dejaron para la Península los géneros más malos e inasequibles. Las fabricas de curtidos y de botas, vendían sus géneros que, por su elevado precio, parecían de piel humana.
Esta fue la época mas próspera, coincidiendo con la gran elevación de los jornales y la mano de obra. Luego ya se firmó la paz, se hizo el tratado de Versalles, los españoles ya no pudieron hacer contrabando y los barcos, que tanto habían producido, hubo que arrinconarlos como trastos viejos.

La España Negra
José Gutiérrez Solana

A LOS QUE LES FUE MAL

Nosotros tenemos dos culpas, la nuestra, y la de sentir esa culpa como una cruz, pues ninguno de nosotros es culpable de nada, ya que no hicimos otra cosa que defendernos del fascismo. Le he dado a eso vueltas y más vueltas en la cabeza, y no acabo de entenderlo. Nos han combatido con las peores armas, la traición, los mercenarios, la iglesia, y las potencias extranjeras, unas por fascistas y otras por cobardes, nos dieron la espalda, y por lo tanto estamos aquí, por todas esas causas. Nos obligaron ha hacer una guerra que no queríamos y que ellos empezaron. Eso es así. Pero al mismo tiempo se siente uno culpable por no haberlo dado todo. Y no lo hemos dado todo, puesto que seguimos vivos. Eso se lo oímos al Campesino y tenía razón. Es el mayor dolor que nos queda.

Días y noches
Andres Trapiello


Desde el mirador de la guerra, artículo de Antonio Machado.
La Vanguardia (Barcelona) 3 de mayo de 1938.
Veamos el caso de una nación como la nuestra, pobre y honrada. En ellas unos cuantos hombres de buena fe, nada revolucionarios, tuvieronla insólita ocurrencia, en las esferas del gobierno, de gobernar con un sentido de porvenir, aceptando, sinceramente, un mínimun de las más justas aspiraciones populares, entre otras, la usuaria pretensión de que el pan y la cultura estuvieran un poco al alcance del pueblo.
Se pretendía gobernar, no sólo en el sentido de la justicia, sino en provecho de la mayoría de nuestros indígenas. Inmediatamente vinos que la paz era el feudo de los injustos y de los menos. Y sucedió lo que todos sabemos, primero la calumnia insidiosa y el odio implacable, a aquellos honrados políticos, después la rebelión hipócrita de los militares, luego la rebelión descarnada, la traición y la venta de la patria a todos para salvar los intereses de unos cuantos.
El por qué de esta monstruosidad se ve muy claro desde el mirador de la guerra. La paz circundante es un equilibrio entre fieras y un gentlemen agreement. La corriente belicista es la más profunda en todo el occidente porque su cultura es preponderantemente polémica. Todas las grandes naciones están convencidas de la fatalidad de la guerra. La guerra se cotiza como amenaza y como medio de chantaje, antes de ser un hecho irremediable. España es una pieza en el tablero para la bélica partida. Y ocurrió lo inevitable.
Dos grandes potencias se propusieron eliminarla. Los españoles pensamos ingenuamente que la España propiamente dicha, no la que se vendía, tendría de su parte a dos grandes imperios. No fue así. Ambos concertaron la fórmula de no intervención con la participación de sus adversarios. Ya es voz unániume de la conciencia universal que el pacto de no intervención en España constituye una de las más grandes iniquidades de la historia.
Antonio Machado.

martes, 9 de noviembre de 2010

COMO UNA PINTURA NOS IREMOS BORRANDO



Cuando nos asalte la lluvia
en un recodo del camino
y nos sorprenda un súbito silencio,
cuando la débil pintura de nuestros días
se diluya, cuando dejemos para siempre
esta tierra prestada.
cuando no seamos
sino una débil sombra del olvido,
cuando toda nuestra vida
se borre como un dibujo de arena,
entonces nuestros recuerdos
nos revelarán por fin su triste paradoja:
nacer inmortales para una muerte segura.


Martín López Vega

P.D. Foto tomada hoy en Gijón (iglesia de San Pedro)

LA PESTE (ALBERT CAMUS)





"No hablaba nunca sino era para decir algo"


(...)Sin salir de la sombra, el doctor dijo que había ya respondido, que si él creyese en Dios todo poderoso no se ocuparía de curar a los hombres y le dejaría a Dios ese cuidado. Pero nadie en el mundo ni siquiera Paneloux, que creía y cree, nadie, cree en un Dios de este género, puesto que nadie se abandona enteramente, y que en esto por lo menos él, Rieux, creía estar en el camino de la verdad, luchando contra la creación tal como es.

(...)Sabe usted que yo me siento más solidario con los vencidos que con los santos. No tengo afición al heroísmo ni a la santidad. Lo que me interesa es ser hombre (Rieux).

(...)Sabían, ahora, que hay una cosa que se desea siempre y se obtiene a veces: la ternura humana...no había uno solo de sus sufrimientos que no fueran al mismo tiempo el de los otros, y en el mundo en el que el dolor es tan frecuentemente solitario es una ventaja.

(...)El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos, y, a decir verdad, no es ésta la cuestión. Solo que ignoran, más o menos, y a esto se llama virtud o vicio, ya que el vicio más desesperado es el de la ignorancia que cree saberlo todo y se autoriza entonces a matar

¿Quién le enseño a usted todo eso, doctor?
La miseria

....En medio de los gritos que redoblaban su fuerza y su duración, que repercutían hasta el pie de la terraza, a medida que los ramilletes multicolores se elevaban en el cielo, el doctor Rieux decidió redactar la narración que aquí termina, por no ser de los que se callan, para testimoniar en favor de los apestados, para dejar por lo menos un recuerdo de la injusticia y de la violencia que les había sido hecha y para decir simplemente algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.Pero sabía que, sin embargo, esta crónica no puede ser el relato de la victoria definitiva. No puede ser más que el testimonio de lo que fue necesario hacer y que sin duda deberían seguir haciendo contra el terror y su arma infatigable, a pesar de sus desgarramientos personales, todos los hombres que, no pudiendo ser santos, se niegan a admitir las plagas y se esfuerzan, no obstante, en ser médicos.Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros,que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa.


La peste (Albert Camus)

P.D. Hace años que la leí. Estas son algunas de las cosas que anoté. La vida sigue igual. ¡Qué final de novela!