Heródoto
Historias
"Entre los macedonios los banquetes degeneraban con frecuencia en orgías, y una de las costumbres más corrientes de estos semibárbaros consistía en beber de un solo trago la famosa copa de Hércules, que, por grande que fuese la resistencia del bebedor, causaba una pesada embriaguez, y más de un juerguista caía, agotado por el efecto del vino"
Una noche un señor húngaro estaba jugando a las cartas con unos amigos en su castillo y, terminado el juego, los jugadores se pusieron a hablar de un enorme vaso de cristal de Bohemia que colgaba de la pared como un trofeo y cuya capacidad era mayor que la copa de Hércules usada por los compañeros de juego de Alejandro. Este vaso, dijo el castellano, era de un antepasado suyo, que lo llenaba de Tokay y lo apuraba de un solo trago. "¡Aquellos sí que eran bebedores!", exclamó uno de los jugadores, porque la admiración de los hombres es sobretodo por los grandes jugadores, los grandes bebedores, los grandes matarifes, y añadió: "Apuesto a que ninguno de nosotros consigue hacer lo mismo". "Acepto la apuesta", dijo el castellano, y, después de varias vertiginosas "pujas", acordaron apostar un millón de pengös, cantidad muy importante, porque esta memorable apuesta no tuvo lugar en nuestros días , sino en 1910. El vaso heroico se llenó de Tokay, el castellano, asiéndolo con ambas manos, por lo grande que era, comenzó a beber sin respirar, y bebió el vino hasta la última gota, después de lo cual, con el rostro ennegrecido como la luna por el eclipse, se cayó muerto sobre la alfombra. El millón de pengös fue pagado religiosamente a los herederos según lo convenido, y así fue como se supo que el castellano, habiendo perdido aquella noche a las cartas un millón de pengös, que era todo lo que tenía, había aceptado la apuesta como un sacrificio, a fin de alejar de su familia la amenaza de la miseria.
Alberto Savinio
P.D. Esta mañana escuche una entrevista con el Señor Montoro en la cadena SER. El señor Montoro debía de estar todavía bajo los efectos de algún psicotrópico pues no se acordaba, entre otras cosas, de la Ley del suelo del gobierno de Aznar y Rato. Toda España edificable y, lo más grave, no había plazos para poner a edificar los terrenos de toda ¡Que viva España! Consecuencia, surgieron los especuladores, fundamentalmente en ayuntamientos y comunidades del PP. Madrid, Madrid, Madrid pedazo de la España... Todo esto, unido a la bajada de intereses ¡¡así la gente consume!! y a la codicia de los bancos, explican la situación actual. Ya lo decía el ligero de Cascos Alvárez, si la gente compra pisos caros es que los puede pagar. Mientras tanto, el Banco Santander, vendía todas sus propiedades y se quedaba de inquilino ¿Porqué será, será? Mejor beber para olvidar.
Ilustración de Christoph Niemann