lunes, 22 de febrero de 2021

HISTORIA DE UNA ESCALERA

VIVIR de una manera acelerada acorta la expectativa de vida de una persona e incluso de una escalera. Entre la estación de RENFE de Oviedo y el paseo de la Losa hay una escalera mecánica a la que le han alterado el pulso. Ahora, mientras subes, te da tiempo a leer un par de capítulos de En busca del tiempo perdido. Energía igual a masa por la velocidad al cuadrado. 

CUANDO la sala de lectura de periódicos de la Biblioteca del Fontán estaba abierta al público servía de refugio a gente sin techo. Uno de los que paraba por la sala de lectura de los periódicos anda  rondando las paradas de autobuses urbanos donde más gente se mueve. Hoy le vi coger una colilla del cenicero que hay en la papelera de la parada de la calle Uría. Eso sí, lleva la mascarilla y ninguna medida higiénica.

SI no tienes dinero, pero tienes pensado tenerlo, que sepas que hoy es un día para invertir en los mercados de futuro. El dinero virtual cotiza al alza.

MI padre compraba todos los días el Voluntad, periódico del Movimiento. Yo lo único que leía era la actualidad del Sporting y los chistes del Gaviotu. En el año 1975 desapareció el periódico, más que por su voluntad, por las pérdidas de más de nueve millones del año 1974. Nos cambiamos al Comercio que era más laico políticamente. Su director, Francisco Carantoña, era una voz temida y autorizada a nivel local y provincial. En su sección "Till" los lunes escribía sobre los atletas del once local, capaces de vencer al rival y al viento sur. Lo nuestro siempre fue el nordeste.

HUBO un tiempo que beber agua era pasar un mal trago. Cuando Madame de Brinvillers estaba presa vio entrar a los verdugos con una gran  jarra de agua y un embudo. ¿Tengo que beber todo eso? La tortura consistía en verter agua con un embudo para que el preso la bebiera. La Santa Inquisición, que tenia prohibido derramar sangre o amputar algún miembro, fue la inventora de la cura de agua.

En los campos de fútbol había lo que se conocía como el Marcador simultaneo dardo. Los periódico publicaban el marcador que los aficionados llevaban al campo para saber como iban los resultados en el resto de los partidos de la jornada. Las marcas publicitarias pagaban para que en el anuncio aparecía un resultado que correspondía a un partido, la clave estaba en el periódico.  

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