miércoles, 25 de marzo de 2020

EL MIEDO SÍ OCUPA LUGAR

HAY diversidad de opiniones sobre las donaciones de Amancio Ortega. Voy a citar un Tuit de Sergio Vázquez economista: Si la Comunidad de Madrid eliminase la bonificación del 100% a los grandes patrimonios podría recaudar quinientos millones al año. Hoy, La Comunidad de Madrid, ha agradecido al Banco de Santander que les done cuatro.

DECÍA la poeta Wislawa Szymborsk: soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que la humanidad ha creado. El hombre cuando lee es libre de fijar las reglas de juego. Puede leer un libro hasta el final, dejarlo a la mitad o empezar a leerlo de atrás hacia adelante.

AHORA hay mucho profeta del pasado. Como dicen en Estella: "A cojón visto todos son machos". El General Diego de León llamó "ojalateros" a los que siempre estaban diciendo ojalá hubieran hecho esto lo otro o lo de más allá. Leídas estas dos sentencias en "Rumia de confinados" de Miguel Sánchez Ostiz. 

ESTOS días de encierro la lectura me evade de la realidad. No siempre logro concentrarme en ella. Abro la ventana y descorro los visillos para que entre el sol y no puedo evitar asomarme y comprobar que las colas crecen y no porque haya más personas sino porque aumenta la distancia entre ellas. El miedo sí ocupa lugar. Cuando ayer me asomé a la venta vi a una vecina que tiene un cerebro iluminado con bombillas de bajo consumo. Cuando le dije que vaya suerte que tenía con poder salir todos días a pasear al perro, me respondió "¡Sí oh, solo puedo estar en la calle cinco minutos!"

LA gente lleva guantes y mascarillas pero según la OMS, si no se utilizan bien, pueden llegar a expandir el virus. Las más eficaces son las FPP 3 que filtran el 99% de las partículas víricas. Luego están las quirúrgicas que solo sirven para que las partículas del contagiado no vayan tan lejos. Por último están las que nos sirven para filtrar el virus pero sí para atracar un banco. Pañuelos, bufandas y otras prendas parecidas. 

MANUEL de Falla tenía terror al polvo. No se podía barrer las habitaciones en su presencia. Antes de poder  hablar, Manuel de Falla, tenía que comerse seis uvas al día. Manuel de Falla cuando vio que los que a sus ojos tenían razón se convirtieron en asesinos de sus más queridos y admirados amigos acabó huyendo de la ciudad que tanto quiso, Granada. RECUERDOS MÍOS (Isabel García Lorca)

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