jueves, 12 de septiembre de 2019

MEMORIAS DE ANTES DEL EXILIO

"En uno ojo llevas a Dios, y en el otro, al diablo". Anna Pávlova

Hay libros que aún teniendo una baja calidad literaria resulta placentera su lectura. Nos acercan un mundo que ya no existe. Félix F. Yusúpov fue el asesino de Rasputín. Grigori Rasputín fue un profeta que embaucó a la zarina gracias entre otras cosas a una memoria prodigiosa que le permitía memorizar textos que era incapaz de asimilar pero que más adelante le servirían para  para impresionar, no solo, a los más simples de espíritu, si no también a eruditos como la propia zarina doctora en filosofía por la Universidad de Oxford. La narración del asesinato ocupa una parte de estas memorias. Sorprende la fortaleza de Rasputín. Yusúpov trató de envenenarlo con cianuro que metió en dulces y vino. Cómo eso no surtió efecto le disparó, pero siguió con vida. Los cómplices que estaban en otra habitación le pegaron dos tiros arrojándolo al río Neva donde, según la autopsia, terminó ahogado. Las memorias encierran historias de lo más jugosas como la de aquella cena que la madre de Felix ofreció a un hombre de estado chino. Al final de la misma dos criados de hermosas y brillantes trenzas que acompañaban a Li Huang- Chang le acercaron una vasija de plata, dos plumas de pavo real y una toalla, éste cogió una de las plumas la introdujo en la boca hasta la garganta y vomitó toda la cena en la vasija de plata. La madre de Félix horrorizada se volvió hace el diplomático sentado a su izquierda, éste le dijo que debería de sentirse honrada porque fue un homenaje a la perfección de los manjares. Su excelencia da a entender con el gesto que está dispuesto a volver a disfrutar de ellos. Así transcurren estas memorias entre sucesos históricos y anécdotas curiosas. La portada es el retrato que el pintor Serov le hizo a Félix Yusúpov. 



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