Lo primero que me atrajo de este libro fue el titulo. Conquista de lo inútil. Mientras rodaba Fitzcarraldo, en la amazonia peruana, Wernerg Herzog escribió un diario. El rodaje duró más de dos años, junio de 1979 a noviembre del 1981. Después de veinticuatro años Wernerg Herzog emprende su lectura... Aún cuando no ha sido sencillo descifran mi propia letra que, entonces, tenía un tamaño microscópico. El resultado es este diario en el que el autor se sumerge en una naturaleza que no se rinde hasta que ha ganado la batalla. Utilizando como disculpa el rodaje se habla de la selva y de sus habitantes, los indios. La hoz de la luna ha ascendido matemáticamente de la selva, que aún se regocija entre sus vapores, luego han sido las cigarras y las voces nocturnas las que se han apoderado de la oscuridad en el gran abismo de la noche. Los diarios son tan esplendidos que consiguen conquistar hasta a un inútil como yo. Un hombre vació el tronco de un árbol, lo llenó con un quintal de cocaína y lo dejó correr por el río. Luego con una piragua, siguió al tronco flotante durante semanas hasta que cruzó la frontera y llegó a Leticia en Colombia. Allí se perdió la huella del tronco y del acompañante. El maníaco egocentristas de Klaus Kinski (Fitzcarraldo) cundo pierde protagonismo se vale de lo único medio que le queda para volver a ser el centro de atención, enfermar. Claudia Cardinale es de una gran ayuda porque es muy amigable, una auténtica veterana delante de la cámara, irradia algo muy especial.
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