lunes, 22 de abril de 2019

EL RETORNO

"Angola acabó, nuestra Angola acabó" Dulce María Cardoso pone en boca del adolescente Rui el drama de muchas familias, entre ellas la suya, que tuvieron que regresar a la Metrópoli una vez que las colonias portuguesa obtuvieron la independencia. Volver a un país del que saben poco. Los de la Metrópoli creen que los que regresan son unos explotadores de negros que quieren quitarles los empleos. Se acabaron los soldados que partían hacia las colonias y volvían en ataúdes. El veinticinco de Abril de 1974, con la revolución de los claves, se acabó la dictadura y empezó la pesadilla para los retornados. Cuando la madre de Rui va a empeñar las joyas recibe la pausada respuesta del viejo usurero que bien se podría extrapolar a lo que sentían los portugueses por los retornados. "Estimada señora yo compro al peso, no pago las características de las piezas ni el valor de estima, pago el precio de la ley. Solo soy un hombre con una balanza". Esplendida novela en la que, según cuenta en la introducción Jeronimo Navarro, la autora hace varias versiones escritas del libro para luego deshacerse de ellas y liberar la prosa al vaivén de la memoria. El resultado es una absorbente novela en la que el ritmo es incesante. 

1 comentario:

  1. Muy bien la crítica de libros con un estilo tan personal, tan genuino. Con la lectura nos enriquecemos un montón en experiencias vicarias. Si alguien nos lo presenta bonito, vamos a querer leerlo. Los asesinados en una película no nos salpican con su sangre y nos sentimos unos revolucionarios de élite combatiendo el MAL. Un Che Guevara, por ejemplo ¿Eres homosexual? El Che Guevara te habría ejecutado.
    “Los millennials saltan a la defensa del socialismo y la sexualidad, pero el personaje que llevan en sus camisetas no es precisamente el mejor símbolo para abanderar la tal “justicia social” que promulgan.”
    Es increíble pensar que un ser tan cuestionado por sus ejecuciones extrajudiciales, como lo fue el Che Guevara, esté plasmado en la camiseta de centenares de jóvenes al rededor del país y del hemisferio, y no sólo eso, sino que promuevan ideologías adversas a los ideales occidentales, como el socialismo marxista, del cual el Che fue un activo promotor durante la época de la instalación de la revolución cubana.
    Tras una larga trayectoria de vida revolucionaria, está claro que el sueño del Che era precisamente crear al llamado “hombre nuevo”, alejado de lo más ruin de la ideología capitalista: la codicia y el materialismo y acercado más al trabajo comunitario, con ayuda explícita del Estado.
    En su estrepitoso diario (actualmente a la venta en Amazon), se pueden ver líneas desprestigiando a los negros y a las minorías, haciendo uso de comentarios peyorativos. Lo más desagradable de este sujeto es su prontuario de asesinatos, con más de 200 ejecuciones extrajudiciales, según investigaciones de Free Society
    Project.
    He aquí donde llega el conflicto ideológico: ¿de verdad los jóvenes quieren traer los ideales del Che, el socialismo cubano, y al mismo tiempo defender los derechos de la comunidad LGBT? Seguramente, para muchos de ellos, el Che sea simplemente símbolo de rebeldía y libertinaje, limitándose a conocer más allá de la vida política del controversial personaje.
    ¿Crítica, o proselitismo? Independientemente de los debates, vamos a ver si la gente quiere un gobierno a lo Che Guevara, a lo Fidel Castro, a la revolución bolivariana, o a la revolución de la calidad de vida, como en Noruega, que es líder en igualdad laboral entre hombres y mujeres y protección de la familia.

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