martes, 23 de abril de 2019

DESCONFÍA DE LOS ESPEJOS

ESCONDEMOS huevos de colores entre las flores del jardín para que P. y C. los busquen. El conejo de pascua trae canastos llenos de huevos como símbolo de la fertilidad de la tierra. El día antes, Viernes Santo, nos acercamos hasta Aviles. Cuando le pregunto a O. por qué hay tanta afición en Avilés a procesionar me responde que los avilesinos con tal de estar en la calle son capaces de convertir el sentimiento religioso en una fiesta.

SALTANDO todas las normas establecidas por sus padres llevamos, de manera clandestina, a P. y C. a un lugar donde sirven comida basura. Mientras zampamos una hamburguesa con patatas fritas entra una cofrade vestida de negro con peineta incluida y móvil en la mano. La congregante pide una hamburguesa en Viernes Santo. La tentación de la carne hecha picadillo.

EL Sábado de Gloria, mientras camino por la peña de Ll., escucho por primera ver al "cuquiellu". Según B. ya hace un mes que canta. Este año no está por los mismos lugares. En la peña crece la jara y brota el té de roca que florecerá en julio. El manzano de la Corralada está cargado de flores. En el laurel de G. hay una pareja de carboneros que canta desde muy temprano. Todavía no vi a los colirrojos reales.

DESCONFÍA de los espejos, ni si quiera saben mentir. (Fernando Aramburu)

EN noviembre subimos los más de cuatrocientos escalones que hay hasta las torres de Notre Dame donde se contemplan unas magnificas vistas de París entre las impresionantes gárgolas que representa monstruos creados para espantar las fuerzas del mal a la vez que protegen las piedras de la catedral evitando que el agua se escurra por su piedras. Las quimeras de Notre Dame no pudieron hacer nada contra las manos del hombre.
    
DICE Miguel Torga en sus diarios que recibiendo lecciones de la sabiduría del pueblo aprende uno humildemente. Nada sabe el que no consigue siquiera deletrear el abecedario de la realidad. Paracelso, gracias a lo que aprendió, primero de sus colegas y luego de barberos, pastores y gitanos pudo curar a la gente del pueblo y a más de dieciocho reyes. 

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