domingo, 3 de junio de 2018

BIBLIOTECA BIZARRA

Biblioteca Bizarra contiene seis crónicas en las que Eduardo Halfon mezcla recuerdos personales con gustos literarios. Hacer literatura es el arte de evocar los recuerdos. El libro es tan breve que se puede leer en poco más de una hora. En una de las crónicas, Saint- Nazaire, se habla de la nimiedad, la materia prima de los cuentistas, en la que se relata una anécdota de Igmar Bergman al que cuando alguien le preguntó por qué hacia películas intimas Bergman le contó lo que Chopin le contestó a una señora que le preguntó por qué no escribía operas o sinfonías en vez de sus breves preludios. "Bueno, madame, el mío es un reino pequeño, pero allí soy rey". Esto es Biblioteca Bizarra una nimiedad que contada por el autor convierte los hechos en buenas sensaciones. En la primera crónica, Biblioteca Bizarra, una tía abuela de Eduardo Halfon, que murió a los 99 años, había dejado una biblioteca personal enorme y no sabían que hacer con tantos libros, cuando llegó solo quedaban unas cuantas plantas en macetas de barro, algunas manchas donde habían estado colgados cuadros, alfombras persas traídas desde Damasco, y, por supuesto, sus libros, una biblioteca sionista. En Halfon Boy coincide el nacimiento de su hijo mientras traduce al poeta William Carlos Williams que curiosamente fue médico y con sus manos ayudó a traer al mundo, además de niños, poemas. Williams solía escribir versos o breves historias en sus recetarios médicos. Como si la literatura fuese el medicamento que les quería recetar a los pacientes.

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