viernes, 3 de diciembre de 2010

CAZA A LA ESPÍA

Joe Wilson es un diplomático americano casado con una espía encubierta de la CIA; Joe cuida de los niños mientras su mujer espía, " ten cuidado Valeri, espía, pero segura" . La vida de los Wilson va a dar un giro inesperado cuando los "Jefes Espías" de su mujer se enteran de que Joe Wilson fue embajador en Niger y le encargan el trabajito de ir a dicho país y averiguar si vendieron uranio enriquecido a Irak. Cuando Joe Wilson vuelve del País africano redacta unos informes en los que cuenta que lo único que pudieron intercambiar ambos países fue miseria.

Estamos en el año 2003, Bush y sus amigos están locos por invadir Irak, y, cualquier excusa les vale. El presidente de los EEUU explica en Televisión los motivos de la invasión, entre ellos lo del Uranio enriquecido que  vendió Niger a Irak. En ese momento a Joe Wilson se le atraganta el Donuts del desayuno y decide escribir un articulo en el The New York Times negando los hechos.

En venganza por este articulo alguien filtra a la prensa que Joe Wilson está casado con Valerie Plame, la espía descubierta de la CIA. Y a partir de entonces comienzan los males de nuestra pareja protagonista. La Peli se deja ver con agrado y mezcla imagenes de ficción con otras reales en las que los políticos del momento cuentan sus trolas. Pelicula Especialmente recomendable para Aznar y Tony Blair.

Naomi Wastts que hace de Valerie Plame, está bastante sobria, ya se sabe, si espías no bebas. El que bebió fue el director Doug Liman, pues tiene un movimiento de cámara propio de un afectado por el delirium tremens, Sean Peen está como siempre, muy peliculero, le pegaba mejor el papel de presidiario que el de diplomático, además ya tiene los tatuajes incluidos.
La historia que se cuenta en la Peli está basada en un hecho real, lo único irreal son Bush y sus colegas.

LOS TÁRTAROS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Pensaba en los soldados de Guerra y paz, en los caminos de Rusia, sembrados de cadáveres rusos y franceses y de carroñas de caballo. Pensaba en ese olor de hombres muertos, de animales muertos; en los soldados de Guerra y paz, abandonados aún con vida a un lado del camino, a merced del pico rapaz de los cuervos. Pensaba en los caballeros tartaros, en los caballeros de Amur, armados con arco y flechas, a los que los soldados de Napoleón llamaban les Amours, en esos infatigables, velocísimos y terribles caballeros tártaros que surgían de los bosques para flagelar la retaguardia enemiga, en esa antigua y noble raza de caballeros que nacían y vivían con los caballos, que se alimentaban base de carne de caballo y leche de yegua, que se vestían con piel equina, dormían bajo tiendas de cuero de caballo  y se hacían enterrar montados sobre sus sillas en fosas profundas, a lomos de sus caballos.
Pensaba en los tártaros del Ejercito Rojo, que son los mejores mecánicos de la URSS, los más audaces en su trabajo, los mejores udárniki y stajánovts, la punta de lanza de los "escuadrones de asalto" de la industria pesada soviética. Pensaba en los tártaros del Ejercito Rojo, que son los mejores pilotos de carros de combate y los mejores mecánicos de las divisiones acorazadas y de la aviación. Pensaba en los jóvenes tártaros a quienes los tres planes quinquenales han transformado de caballeros en operarios mecánicos, de pastores de caballos en udárniki de las plantas metalúrgicas de Stalingrado, Járkov y Magnitogorsk.

Kaputt
Curzio Malaparte

Estoy disfrutando con la lectura de este libro de Curzio Malaparte. Cuando escribe "los  prisiones que los tártaros atan a  los cadáveres, abdomen con abdomen, cara con cara, boca con boca hasta que el muerto se come al vivo" me recordó el poema, Crónica, de José Carlos Llop.

CRÓNICA

A finales de la II Guerra
cuando los soldados tártaros del ejercito Rojo
apresaban a un enemigo,
no lo mataban enseguida
pues en Tartaría son los muertos
los que matan a los vivos.
Ataban entonces al prisionero
al cadáver de uno de sus compañeros
él ya no volvería a galopar
por las estepas de Asia,
ni a cazar al alba
con el silbido del viento,
ni a dormir con su familia
al calor del fuego.
Los ataban frente a frente,
boca a boca, cuerpo a cuerpo,
como amantes en su primera noche.
Y la putrefacción del cadáver
conducía al soldado,
en un abrazo lento y letal,
hasta el reino de los muertos.
Evitaré detalles que son fáciles
de imaginar; el hedor, los gusanos
y el horror del soldado preso.
Algo así nos espanta ahora,
sin pensar que  nuestra vida
es la condena a morir abrazados
al cadáver descompuesto
de ése que fuimos
en los días que galopábamos
por las estepas de Asia
y las mujeres nos amaban
en una tienda hecha de pieles,
mientras los, allá arriba,
escribían con luz fría
nuestro destino de hombres
enfrentados a su sombra.

José Carlos LLop

jueves, 2 de diciembre de 2010

LOS PAPELES DE WIKILEAKS



Gracias a los papeles de Wikileaks acabamos de saber que  cuando Miguel Ángel Moratinos era Ministro de Asuntos Exteriores y se encontraba en su despacho  leyendo la novela de Arturo Pérez Reverte- "Ala Triste"- recibió una llamada de Hillary Clinton interesándose por la reserva que España había echo para acoger a alguno de los presos de Guantánamo. Miguel Ángel Moratinos que estaba Triste del Ala, pues ZP le acababa de comunicar que le iba a  cesar como Ministro de Asuntos Exteriores, le explicó a Hilary, entre suspiros, que por 85.000 dólares del ala, solo podían acoger a cuatro presos; un sirio, dos palestinos y, un yemeni.

Lo de los chinos está más complicado, pues no queremos enturbiar nuestras relaciones con el gigante asiático.  Miner que tiene muy buenas relaciones en China y en todo el mundo, gracias a su blog  "La chorrada que nunca cesa",  me dice que, con un rollito en primavera, un arroz con la cubana, una tienda de todo a Cien y los 85.000 dólares,  se hace cargo de un chino y de los mil millones si hace falta.


P.D. El mismo día, Martes 20 de noviembre del 2010, la primera página del periódico El País, traía una noticia de lo más luminosa.  "Un electricista jubilado saca a la luz 271 obras de Picasso". Sólo Dios o un electricista puede decir eso de: ¡hágase la luz!


Jaime Urritia........La culpa fue del cha cha


martes, 30 de noviembre de 2010

EL SOL AMANECÍA



El "Talmud" dice que, cuando Alejandro preguntó a  los sabios qué había sido creado primeramente, si la luz o la oscuridad, les respondieron: Esta cuestión no está aún decidida"

Pueden los soles ponerse y retornar,
pero, cuando una sola vez, para nosotros, la
breve luz se apaga.
Una sola y perpetua noche ha de ser dormida.
Catulo

Así que todavía podemos hacernos buena cuenta del temor y temblor de nuestros antepasados más remotos, cuando el sol iba acortándose en los días de otoño; y también de su alegría de que, de todos modos, se alargaría en el solsticio, por los días de la Navidad precisamente que es una fiesta que en siglo IV se puso, en ese instante exacto del resurgimiento del sol, como símbolo del sol de justicia que era Cristo. El sol amanecía.
Y, "por los Reyes, lo conocen los bueyes" decía el viejo refrán de es afianzamiento del sol, ya en enero, mes en el que muren los bueyes.

"El gallo despierta a los que duermen
cuando canta devuelve la esperanza
a los enfermos de la salud".
(himno a la hora de Laudes)

Al gallo se le ha tachado de peleón, sanguinario y lujurioso, y, lo que es peor, de ser agorero de la muerte; de manera que en las aldeas, no hace tantos años, si un gallo cantaba durante la noche, se pensaba que anunciaba una muerte; se iba a por él al gallinero, y se le retorcía el pescuezo.
Pero, de todas maneras, ha prevalecido durante mucho tiempo, la leyenda de su valentía, y se lo consideró siempre como muy capaz de enfrentarse al león; y se decía que en sus vísceras había una piedra llamada "aleatoria", que a quién se hacia con ella proporcionaba valor. 

José Jiménez Lozano
Ni venta ni alquilaje.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LEÓN TOLSTÓI

"Yo mismo soy naturaleza"

La cara de Tolstói en un principio decepciona a todos los que la ven. Han viajado en el tren desde varias millas de distancia, han recorrido luego el trayecto desde Tula para verse ahora esperando, con respeto, en el recibidor del maestro.
Entonces por fin se abre la puerta y se le ve entrar: un hombrecito bajo y corpulento, cuyo andar es tan ágil que la barba se balancea; y entonces el hombre se detiene delante del sorprendido huésped exhibiendo una amable sonrisa. ¿Cómo? ¿Este hombrecito amable y apacible, este "padrecito de andar ágil por la nieve", es realmente León Nikoláyevich Tolstói? El temor previo ante esa majestad se esfuma, y la curiosidad, un poco más animada, se atreve a mirarlo a la cara.
Sin embargo, de repente, al que levanta la vista se le hiela la sangre. Como una pantera, tras las tupidas junglas de las cejas salta una mirada gris, esa mirada inaudita de Tolstói que no revela ningún cuadro y de la cual habla todo el que miró alguna vez a la cara a ese ser imponente. Nadie puede mentir ante esa mirada penetrante y perforadora de Tolstói, y eso lo atestigua Turguéniev, Gorki y otro centenar de testigos.

Goethe (hermano con Tolstói en el horóscopo por el mismo día de nacimiento, el 28 de agosto y por mantener también su creatividad universal hasta los 83 años), permanece sentado a los sesenta tras las ventanas cerradas, gordo y temeroso del invierno desde hace mucho tiempo; Voltaire, anquilosado y más parecido a  un ave siniestra y furibunda que a un hombre garabatea en su escritorio papel tras papel; Kant recorre a duras penas, tieso y cansado, con una manía mecánica, La Königsberger Alle. Mientras tanto nuestro hombre, Tolstói el anciano henchido, sumerge su cuerpo envejecido en el agua helada, siega el jardín y corre con agilidad tras la pelota cuando juega al tenis. El hombre de sesenta y siete  años viaja veloz sobre esquís por la pista de hielo, a los ochenta, tensa a diario los  músculos con el esfuerzo de la gimnasia y a los ochenta y dos años, a un paso ya de la muerte azuza a su yegua con el látigo cuando ésta, después de veinte verstas de duro galope, se detiene a corcovear.  

"No puedo interesarme por la muerte, principalmente por una razón, y es que ella, mientras yo viva, no existe".

Pero tan sobrehumano como la vitalidad de Tostói es su miedo a la muerte.
Ante la primera sensación de proximidad de  la Parca, comienza a temblar. La más tenue disminución de la vitalidad significa  una especie de enfermedad ( a los treinta y seis años ya se autodenominaba "un hombre viejo")
Solo, precisamente, porque Tosltói vivió la muerte en medio de la vida de un modo más vehemente que los demás, la hizo viva para todos nosotros como no lo consiguió ningún otro.

"No, León Nikoláyevich, yo no puedo estar de acuerdo con usted en eso de que las relaciones entre los hombres pueden mejorarse únicamente por medio del amor. Eso solo pueden decirlo los que tienen una buena educación, gente que siempre tiene la barriga llena. Pero ¿qué podrá decirles a los que pasan hambre desde la niñez, a los que han sufrido durante toda su vida bajo el yugo de un tirano? Esos lucharán y se esforzarán por librarse del yugo. Y eso lo digo en vísperas de su muerte, León Nikoláevich , el mundo se ahogará en sangre y matará más de una vez no solo a los amos, sin distinción de sexo, sino también a sus hijos, los hará pedazos, para que la tierra no tenga que sufrir nunca más nada malo proveniente de ellos. 
Lamento  que usted no viva ya esa época, para que pueda ser testigo de su error, le deseo una muerte  apacible".

Nadie sabe quién escribió esta carta relampagueante. ¿Fue Trostki, fue Lenin, fue alguno de los muchos revolucionarios anónimos que se pudrían en prisión? Nunca lo sabremos pero tal vez en ese instante Tolstói ya se enterase de que su doctrina era puro humo, palabras efímeras frente a la realidad; que la confusa y desenfrenada pasión sería siempre más poderosa entre los hombres que la bondad fraternal. Su rostro, cuentan los testigos, se puso serio en ese instante. Tomó papel en sus manos y se retiró a su habitación, con un atisbo de sospecha soplándole un vaho gélido sobre su envejecida cabeza.

Tres poetas de sus vidas
Casanova, Stendhal, Tolstói
Stefan Zweig

P.D El día 20 de noviembre del 2010 se cumplió el centenario de la muerte de Tolstói.


sábado, 27 de noviembre de 2010

DESDE EL FONDO DEL CUERPO


...Siento dolor de quien no duerme,
de quien pasa la noche esperando
que despierte el silencio.

No dormía, pasaba horas y horas a la escucha, acabando por distinguir en lo enmarañado de los sonidos los rumores más ínfimos, la araña tejiendo su tela o, todavía menos audible, la luz abriéndose camino a pulso ente la espesura de los cortinajes. El silencio llegaba tarde, perdido en la calle el eco de los paso postreros. Solo entonces adquirían relieve aquellos golpes venidos del fondo del cuerpo. Siempre habían estado allí, pero solo a aquella hora surgían limpios de otros ruidos, cada uno de ellos con perfil de espada. ¿Hasta cuándo irían a durar? Porque llegaría un momento, de eso no tenía la menor duda, en que el desierto de la noche y el silencio del cuerpo formarían una sustancia única, para siempre inseparable del ardor del roció, subiendo matinal los últimos peldaños.

Eugénio de Andrade


jueves, 25 de noviembre de 2010

"EL POLVO ME MATA"


Estos de la foto son unos ojeadores de las buenas costumbres, se encuentran delante del Puti- Club "El Polvo me mata". Su misión consiste en que todos los clientes que acudan al mismo vayan provistos del correspondiente Con...dón. Un experto en temas sexuales como el Papa Joseph Ratizger acaba de reconocer que el uso del Con...dón  reduce el riesgo de contaminación en los casos de prostitución. Según el Papa, el Con... dón "se debe utilizar dentro del contexto humanizador de la sexualidad".  Traducción del Arameo al castellano: Echar un polvo, además de humano, resulta divino. 
Benigno Blanco presidente del Foro Español de la familia, reconoce muy "finu" él, que el "profiláctico", como es obvio, reduce el riesgo, pero estas cosas mejor hacerlas  en casa  para crear familias numerosas, y si la cosa falla, y, las familias son más que numerosas,  la culpa de ese paisano llamado Ogino Zapatitos.


LOS INFORMANTES (ALFAGUARA)
(...)Llegó a la pensión pasadas las cinco de la tarde. En el camino se había cruzado con el grupo de hombres que iban a homenajear al Arzobispo tal como un par de horas antes lo habían hecho sus mujeres, y pensó en lo curiosa que era la gente de Bogotá, que todo lo hacía así, ellos por un lado y ellas por el otro, era un milagro que no se hubieran extinguido. Entre los hombres había visto a don Federico Azate, con quien tenía cita más tarde, y actuó como actuaba siempre que se encontraba en la calle con alguno de sus clientes, mirándose las chancletas, las uñas blancas de los pies, contándose los dedos, porque creía que así, pensando en otra cosa y no en disimular, dejaban de ser visibles en su cara la vergüenza del otro y su propio disimulo. Y ahora en su cuarto se acostó a esperar. No podía hacerlo mirando por la ventana, porque su cuarto no tenía ventana. "Me di cuenta de que la gente sin ventanas espera distinto", nos dijo después. A las seis y cincuenta, cuando llegó Federcio Alzate, seguía esperando. Josefina tenía por costumbre exigir que sus clientes la llevaran a otra parte, por una especie de acuerdo tácito con Deresser y porque a ella también le parecía mejor no dormir en la misma cama en la que se había ganado la plata para pagarla.
Juan Gabriel Vásquez


Fito Y Fitipaldis - Soldatito Marinero

miércoles, 24 de noviembre de 2010

DEL OTRO LADO



...Desde la vulva inicial, el hombre no es más que camino.¿Hacia dónde? Eso es lo que no sabemos. ¿ Pero merece la pena preguntarlo?

También yo me he sentado ya algunas veces a las puertas del crepúsculo, pero quiero decirte que mi comercio no es el del alma, hay iglesias de sobra y nadie te impide entrar. Muere si quieres por un dios o por la patria, eso es cosa tuya; hasta puede suceder que mueras por algo que te pertenece, pues siempre patrias y dioses han sido propiedad solo de algunos, pero no me pidas a mí, que solo conozco los caminos de la sed, que te muestre la dirección de los manantiales.

Eugénio de Andrade

martes, 23 de noviembre de 2010

SILENCIO: LENGUA DEL ALMA


Nadie sabe las palabras 
que caben en un silencio.
 Silencio: lengua del alma.

J. Antonio Muñoz Rojas



...Estaba oscureciendo. Lleva muchos meses sin ver ponerse el sol. Después del largo verano boreal, después del interminable e ininterrumpido día estivo, sin alba y sin ocaso, el cielo empezaba por fin a languidecer sobre los bosque, sobre el mar, sobre los tejados de la ciudad, y algo parecido  a una sombra (quizá fuera tan solo el reflejo de una sombra, la sombra de una sombra) se extendía  por oriente. La noche nacía despacio, una noche afectuosa y delicada, y en occidente el cielo ardía sobre los bosques y los lagos, abarquillándose en el fuego del ocaso como una hoja de roble en el fuego exhausto del otoño.

Kaputt (Curzio Malaparte) 

lunes, 15 de noviembre de 2010

INMORTAL SONATA DE LA MUERTE

Atardecer en Gijón
No hay pasados ni futuros sino una rueda de presentes que gira continuamente alrededor de un eje cuya naturaleza no podemos adivinar. Para defendernos de esta ignorancia hemos forjado la gran ilusión de que la rueda se desliza por un camino que procede del pasado y conduce al futuro. (La rueda)
Rafael Argullol

Inmortal Sonata de la Muerte

Al fin he descubierto el verdadero nombre del insomnio. Pasan los siglos como mansos bueyes, los acontecimientos como caballos con la crin dura por la velocidad. Pasan las canas en una multiplicación sistemática y clandestinas. Pasa mi padre hacia donde le aguarda el suyo. Pasan todos cuantos conozco, todos aquellos que amo. Pasa la especie donde habito. Pasa todo en silencio. Somos los lentos forajidos que inventamos los mitos, las religiones y la historia, el lenguaje, las drogas y el amor, únicamente porque sabemos que vamos a morir. Ahora se que un abrazo llevan al fondo un pequeño violín de espanto, una matriz de desconcierto. Y en la alta noche, a unos pasos de los antiguos y a unos paso de nuestros futuros arqueólogos, nos sentamos sobre las mantas, ateridos de perplejidad y de emoción. Y algo gigante y cósmico nos acaricia un poco nuestra cabeza ebria, antes de que tengamos tiempo de llegar, como locos, al interruptor de la luz.

Felix Grande