miércoles, 9 de marzo de 2022

LA RISA VIENE LUEGO

El otra día en una reunión del sanedrín uno de los presentes se quejó de que tenía que pagar un 19% de IRPF. Un jubilado pagando ese tanto por ciento quiere decir que tiene la pensión máxima. Hacía poco más de un mes que había tenido un infarto y acudieron un médico y una enfermera en taxi, una ambulancia lo trasladó al hospital de Arriondas, una UVI móvil a Cabueñes donde le esperaba un equipo de médicos que le salvaron la vida. Se pasó unos días entre la UVI y la habitación hasta que le dieron el alta. Con poco más de los siete mil euros que paga al año de IRPF no le hubiera dado ni para la ambulancia.

Morir forma parte del riesgo de vivir. (Stanilaw Jerzy Lec) 

El PP puede montar una empresa de servicios, le sobra mano de obra. Tiene Barnizadores y acuchilladores, en este caso, el orden de factores si altera el producto: Casado. Fontaneros, empapeladores, espías, enterradores, cajeros, comisionistas, electricista con enchufe y palmeros. También tiene aceituneros lanzadores de huesos. 

Este viernes asistimos en Avilés a la adaptación al teatro de la película de Ernest Lubitsch, Ser o no ser. Juan Echanove y su compañía nos hicieron pasar un rato, bueno un rato largo, casi dos horas, muy entretenido. Cuando hay una adaptación de un libro al cine casi siempre oímos "me gustó más el libro". Yo que vi la película de Lubitsch dos veces puedo decir que me gustó más la película, pero en este caso es normal.

Hay una foto que corre por las redes sin red en la que se ve a la exministra de Exteriores austriaca, Karin Kneissl doblando la bisagra de una futura puerta giratoria ante Putin el día de su boda. Actualmente la exministra colabora en RT (Rusia Today) y en Rosneft. Mientras esto ocurre Mateo Salvini acude a rezar a la embajada Ucraniana y nuestro Cid Campeador cabalga por la red borrando Twists.

Yo siempre creí que el primer hueso que se formaba cuando estábamos en el vientre de nuestra madre era el hueso de la risa, pero no, es el esfenoide que está en el cráneo, donde los pómulos. La risa viene luego.

Leo en uno de los relatos de Los Domingos, libro de Guillem Martínez, que el palacio de Versalles era un lugar inhóspito. Carecía de pasillos, ese invento del siglo XIX, de manera que para acceder a una habitación , debías de recorrer todas las del ala y penetrar, una tras otra, en la intimidad de sus ocupantes. En invierno era frio. Las chimeneas no tiraban mucho, por lo que todo estaba impregnado de humo.

Yo conocí casas, que no eran precisamente palacios, en las que ibas de la cocina a la la sala de estar pasando por las habitaciones. Me acuerdo de la de mi tía Luisa y también la de una familia que yo siempre pensé que eran judíos, el hijo se llamaba David y la madre Úrsulo. El hijo tenía una nariz ganchuda y quizá para disipar sospechas se apuntaba a la OJE, los cachorros de la falange, allá se ibas con su pantalón corto y su boina de medio lado a los campamentos.

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