domingo, 3 de mayo de 2020

PABLO CASADO CONTADOR DE OVEJAS

HOY se me pasó la franja horaria en sueños, solo de pensar que tenía que esperar a las veinte horas me dieron ganas de mandarlo todo a hacer gárgaras. Cuando tenia la botella de lejía en la mano sonó el timbre: "Un paquete de Camilo de Blas". "No". Entonces pensé, cosa rara en mi, "Si están equivocados me callo y me quedo con el pastel". El paquete era regalo de nuestras hijas en el día de la madre, como tenemos régimen de gananciales la mitad pa mi, pastas y vermut de la Paloma, qué no se equivocó.

AYER paseando mi soledad, compartida, por las calles de Oviedo, me contó R. que el primer día de confinamiento, a la salida de la pista Finlandesa, le esperaba una sorpresa en forma de multa. Seiscientos euros. R. va todos los días a Ujo donde tiene seis ovejas de raza legal. Pablo Casado también tiene un rebaño de ovejas que, con receta médica, cuenta todos los días para poder dormir.

EL abuelo de Elias Canetti cuando estaba en compañía de muchos adultos daba suelta a su histrionismo y los entretenía durante horas con sus historias. Sus conocimientos se basaban exclusivamente en la observación de los seres humanos, a quienes sabía imitar e interpretar como un actor. A Elías Canetti algunas personas de las que imitaba su abuelo cuando las conocía le decepcionaban amargamente. Era mejor la copia que el original.

LEO en  los Diarios de Iñaki Uriarte que Robert Graves está enterrado en el cementerio de Deiá. El cementerio es tan pequeño que los cadáveres están enterrados de pie. Más vale morir de pie que vivir de rodillas.

HACÍA mucho que el abuelo de Elías Canetti había muerto cuando encontró a sus iguales entre los narradores de cuentos de Marrakech. Aunque no entendía una sola palabra, gracias al recuerdo de su abuelo, le resultaron más familiares que las innumerables personas que allí conoció.

UN amigo del barrio iba al cine y luego nos contaba la película. Sentados en un banco de piedra que había debajo de un escaparate de La Flor escuchábamos el relato que adornaba con mucha floritura. Mi madre no podía ver a la tía del contador porque era una fisgona, se pasaba la vida asomada a la ventana. Todavía no se había inventado la TV.

APUNTES

       

2 comentarios:

  1. También me contó R. lo de la multa. Pensé que, viniendo de él, era broma, pero parece que no. Es una pasada como otras muchas restricciones. Por disciplina me atengo a las restricciones pero me fío de lo primero: agua y jabón; no andarse con los orificios propios; no andarse manoseando; un cierto distanciamiento (pero sin pasarse porque no es como la corriente eléctrica). Eso es lo que creo, ahora bien, asumiendo la neura colectiva, no me acerco a nadie y pongo cara de mieu, si fai falta.

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  2. R. anda sin camisa y a loco paseando por la losa.Yo solo ponga la mascarilla en sitios cerrados, creo que ahí debería ser obligatoria, y cuando llego a casa, los playeros los dejo aparte y los desinfecto.

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