domingo, 13 de octubre de 2019

VÍCTIMA DEL TIEMPO

"MI abuelo había muerto diez años antes, al cumplir los noventa. No fue víctima ni del nazismo ni del comunismo, sino del tiempo, de aquel monstruo despiadado que al atardecer abandona su guarida de relojero en busca de transeúntes remolones. DOS CIUDADES (Adam Zagajewski)". Encontré a N. por la calle, iba con su mujer, me alegró mucho encontrarlo porque hacía tiempo que no lo veía. N. a sus noventa y cinco años se hace el remolón.

LEO en "La única historia", la última novela de Julian Barnes, que los médicos de los años sesenta en Inglaterra aplicaban, sobre todo entre ellos, morfina para aliviar el dolor lo que aceleraba la muerte. Ricardo Bofill: "Calatrava es un buen arquitecto aunque se le caigan las cosas". Las palabras de Bofill son como la morfina que alivia el dolor pero acelera la muerte.

EL sábado, en LL, me levanté entre dos luces a escuchar el sonido de la mañana. El ulular de la lechuza se confundía con los primeros sonidos de la mañana, el canto de un gallo, los ladridos de perros en la lejanía, los mirlos revoloteando por la higuera, el chochín comiendo migas de pan. Uno tiene más tiempo para cosas como estás cuando está fuera de él. Mis días los marca el reloj de la naturaleza.

RECOGEMOS y guardamos en el hórreo, higos, manzanas, castañas, nueces. En el leñero hay algunas astillas de roble que fueron partidas por A. hace más de diez años y están como cuando fueron hechas. El roble tiene una madera dura y conserva una cierta humedad que hace que no esté totalmente seca y arda demasiado rápido. 

LA casita era de madera. Había sido construida a principios del siglo XVIII. La calidad de la madera era impresionante. En una ocasión un electricista hizo un agujero en la pared para pasar un cable. "Es más dura que la piedra" me dijo asombrado. Y lo más sorprendente de todo es que aún huele a madera después de más de doscientos años. OTRA VIDA POR VIVIR (Theodor Kallifatides).

EL sol en su interior tiene un horno y cada segundo convierte 675 millones de toneladas de hidrógeno en 653 millones de helio. Los 22 millones de toneladas que faltan se liberan en forma de energía, por eso brilla el sol. Por delante de la cafetería pasa un grupo de jubilados, L., el dueño, me dice entre risas que son diesel, andan mucho y consumen poco. ¡Cómo el sol!

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