martes, 22 de octubre de 2019

EL MAL TRAGO

DESDE que M. me dijo que no tenía amigos intenté formar un grupo en whatsapp. El primero lo titulé "El mal trago" se pasa mejor entre amigos, se apuntaron todos los borrachos del planeta. Luego probé con "Tres tristes tigres" y como la tristeza necesita compañía tuve mucho éxito, pero me entró la depre. Así que que sigo solo y feliz. La alegría es autosuficiente. A mi los amigos me duran menos que la República Catalana. Siete segundos y noventa y nueve centésimas.     

EL 18 de Junio del 2006 fue aprobado en Referéndum un Estatuto de Autonomía para Cataluña y confirmado por mayoría en los Parlamentos Catalán y Español con la oposición del PP. Entonces llegaron los artificieros encabezados por Soraya Sáenz de Santamaría y Federico Trillo y encendieron la mecha de efecto retardado, un recurso contra el nuevo Estatuto en el Tribunal Constitucional. Cuanto peor mejor. 

EN tiempo de oricios mi padre los compraba en unos camiones que se estacionaban cerca de la Pescadería Municipal de Gijón. Mi madre renegaba de los oricios porque lo dejaba todo perdido y además no le gustaban. Ahora me entero que el aparato masticador de los erizos de mar se conoce como la linterna de Aristóteles. Sí mi madre, entonces, lo hubiera sabido le hubiera dado a mi padre con la linterna en la cabeza.

EL rey Luis XVI tenía cuatro relojeros de cámara y uno de ellos tenía como única misión dar cuerda al reloj de muñeca del monarca por la mañana. Estos cuatro relojeros formaban parte de los más de mil quinientos sirvientes entre los que se encontraban los avisadores cuya única misión consistía en saber a qué hora deseaba oír misa el rey. 14 DE JULIO (Éric Vuillard)

Lo de la declaración de independencia catalana me recuerda “El collar”, un cuento de Guy de Maupassant: Matilde, una joven pobre, le pide prestado un collar a su amiga rica madame de Forestier para lucir la joya en una fiesta. Al volver a casa descubre que perdió el collar. Sin decírselo a su amiga se endeuda con un usurero para comprar uno de igual valor. Pasados diez años de estrecheces y privaciones ambas amigas se encuentran en la calle y una avejentada Matilde le confiesa a madame de Forestier su secreto y las penurias que pasó para restituir la joya. El cuento termina con madame de Forestier confiando a su amiga, sin darle importancia, que el collar que le prestó era falso y no merecía la pena tanto esfuerzo.

RAMÓN Gaya, visita el Louvre y le escribe a Tomás Segovia que la Gioconda le parece  infinitamente peor de lo que recordaba, pues incluso como invento es bastante...casero, lo sorprendente es a qué disparates puede arrastrar la idolatría de las gentes. La figura pintada en ¡El hombre del guante! de Tiziano se encuentra tan cerca del espectador que viene a ser casi como un atropello. (CARTA A SUS AMIGOS). Julio de 1952.

APUNTES 

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