El relato autobiográfico de Jorge Martínez Reverte tendría que venderse en las farmacias. A Jorge le dio el peor de los ictus y por fortuna vivió para contarlo. Si un medicamento tiene un prospecto, este libro también. Javier Reverte, hermano del escritor, advierte en el prologo sobre los efectos secundarios de Inútilmente guapo. La risa. Este libro desgarrador y bravo está escrito por alguien que sabe que la risa forma parte de la naturaleza intima de la valentía. Pero si te parece poco esto, hay más. El valor. Al que no concebimos como una forma de enfrentamiento con los otros, física o intelectualmente, sino como una manera de afrontar las dificultades de la vida. Hay que tener cuidado no confundir Martínez con Pérez. Reverte. En los libros de Pérez el valor produce ardor. Ardor guerrero. En los de Martínez el valor nos da la risa. El libro lo forman capítulos breves escritos con la ayuda de Mercedes, la mujer del escritor. Tengo que decir que yo ya era consumidor de la medicina Reverte en su versión genéricos, columnas del País, pero desde ahora cuando me duela el alma en lugar de acudir a mi confesor, que lo arregla todo con tres Padrenuestros y un Ave María, acudiré al vademécum, Inútilmente guapo, para levantar el espíritu. Una cura sin curas. Curaré. El libro tiene dos apéndices. Apendicitis. Uno de ellos, Una muerte digna, fue publicado en el País el 23 de Febrero de 2008 a raíz de la muerte de la madre del escritor y dedicado al doctor Luis Montes y sus compañeros.
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