ES ajena y extraña. Si la observas
no puedes evitar el sonreírte.
A nadie le interesan sus manías
-no digamos a ti que las conoces-.
A veces finges crédito a su historia
para no entristecerla.
Mas con todo
has aprendido a valorar su astucia:
si su encanto ya no es el de una joven
hay días que aún consigue seducirte.
Los años van haciéndola más vieja,
un poquitín ridícula y sin duda
irritante.-¿De qué modo tratarla?-
Debes tener paciencia, pues al cabo
qué hacer si no.
Se trata de tu vida.
Fernando Ortiz
no puedes evitar el sonreírte.
A nadie le interesan sus manías
-no digamos a ti que las conoces-.
A veces finges crédito a su historia
para no entristecerla.
Mas con todo
has aprendido a valorar su astucia:
si su encanto ya no es el de una joven
hay días que aún consigue seducirte.
Los años van haciéndola más vieja,
un poquitín ridícula y sin duda
irritante.-¿De qué modo tratarla?-
Debes tener paciencia, pues al cabo
qué hacer si no.
Se trata de tu vida.
Fernando Ortiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario