sábado, 29 de junio de 2013

HELENA RUBINSTEIN y (2)

Cuanto más tiraba la casa  por la ventana,  más dinero entraba en su despensa. Al final se dejó atrapar en el juego. Abandonó a su marido para comprarse un borracho con título: Artchil Gourielli, príncipe georgiano, experto en aguardientes, vodka y borracheras varias....Algunos guardias blancos aseguraban haberlo visto sobrio antes de la Guerra de 1914, pero la ejecución del zar le había causado tanta pena que desde entonces no se había quitado la mona de encima. Helena Rubinstein, desposada en legítimo matrimonio, ganó una corona de princesa de carnaval y el derecho a que sus criados la llamaran "majestad". Capricho tanto más insensato, cuanto que su título de gloria no era ser esposa morganática de un Gourielli tan mediocre como oscuro, sino ser Helena Rubinstein. Solo cambió de apellido en el registro civil, pues en millones de tubos y de tarros era el suyo el que atraía a las masas.

A la caza del viento
Claire Goll
Pre-textos


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