En la pared cercana había un reloj parado desde hace cincuenta años; su máquina era el cuartel general de las arañas, y sus enormes pesas de plomo, caídas con estrépito hace veinticinco mil noches, habían roto un taburete, un cántaro, un Niño Jesús y yacían en el suelo inmóviles con la majestad de dos aerolitos.La SombraBenito Pérez Galdós
buena entrega Miner,
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