domingo, 22 de enero de 2012

OJOS POBLADOS DE FANTASMAS


LAS abuelas vivían de puntillas
por temor a que el tiempo las oyese,
y abrían un armario color rubio
lleno de cabos sueltos del pasado:
estampas de primera comunión,
descoloridas cintas, lanas tristes
en pequeñas pelotas,
y evaporados frascos de perfume
que olían asfixiantes
a algo perdido, irreparable y bello.
Sonreían al aire. En el espacio
sin misterio de aquella habitación
sus ojos se poblaban de fantasmas.

Carlos Pujol
Conversación
1998

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