miércoles, 8 de junio de 2011

DESOLLAMIENTOS


Está también la muerte, clara y difusa pero cierta,
vestida de negro o blanco, disfrazada pero cierta. Está
la muerte, la muy segura muerte y están también estas
pequeñas muertes diarias, estos renunciamientos, estas
ausencias.
Darío Jaramillo Agudelo

"El último domingo de febrero de 1989 me paré en una bomba que me voló el talón de Aquiles del pie derecho. Ocurrió en Sopó cuando acababa de oscurecer. La siguiente hora de mi vida se la debo a Juan Camilo Sierra que hizo todo lo que era necesario y a un casete de piano de Chopin que nos dio la calma. Pasé casi una semana en cuidados intensivos, cuestión que en mi memoria quiere decir simplemente que me acosté en domingo y me desperté en jueves- ¿o viernes?- y días después me amputaron el pie derecho debajo de la rodilla. Tengo pues, como cualquiera moribundo un pie en la tumba. El humor y el amor. Esas dos formas me mantuvieron con el ánimo alto en aquellas ocho semanas de clínica".

DESOLLAMIENTOS

Sin pie mi cuerpo sigue amando lo mismo
y mi alma se sale al lugar que ya no ocupo,
fuera de mí:
no, no hay aquí símbolos,
el cuerpo se acomoda a la pasión
y la pasión al cuerpo que pierde sus fragmentos
y continúa integro, sin misterios incólume.
Contra la muerte tengo la mirada y la risa,
soy dueño del abrazo de mi amigo
y del latido sordo de un corazón ansioso.
Contra la muerte tengo el dolor en el pie que no tengo,
un dolor tan real como la muerte misma
y unas ganas enorme de caricias, de besos,
de saber el nombre propio de un árbol
que me obsede,
de aspirar un perdido perfume que persigo,
de oír ciertas canciones que recuerdo a fragmentos,
de acariciar mi perro,
de que timbre el teléfono a las seis de la mañana,
de seguir este juego.

Darío Jaramillo Agudelo

Joshua Bell- Chopin

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