viernes, 1 de junio de 2012

A SANGRE Y FUEGO

A SANGRE Y FUEGO
MANUEL CHAVES NOGALES

"Me comprometí únicamente a defender la causa del pueblo contra el fascismo y los militares sublevados"
Manuel Chaves Nogales

Los nueve relatos que componen A Sangre y fuego encierran más historia y más verdad que muchas de las miles de paginas que se han escrito sobre la guerra civil. Cada uno de los relatos está basado en un  hecho real. Por mucho que quiera decir sobre este libro, siempre me quedaré corto; hay que leerlo si se quiere saber una parte de nuestra historia, La Guerra Civil, donde la escoria y la bondad no distinguían de bandos. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos en que se partiera España. El prólogo de Manuel Chaves  Nogales se puede considerar como un relato más de estás trescientas maravillosas paginas. Su causa, la de la libertad, no había en España quién la defendiera.

Extracto del Prólogo:

YO era eso que los sociólogos llaman un "pequeño burgués liberal", ciudadano de una república democrática y parlamentaria. Trabajador intelectual al servicio de una industria regida por una burguesía capitalista heredera de la aristocracia terrateniente, ganaba mi pan y mi libertad con una relativa holgura confeccionando periódicos y escribiendo artículos, reportajes, biografías, cuentos y novelas, con los que me hacía la ilusión de avivar el espíritu de mis compatriotas y suscitar en ellos el interés por los grandes temas de nuestro tiempo. Cuando iba a Moscú y al regreso contaba que los obreros viven mal y soportan  una dictadura que se hacen la ilusión de ejercer, mi patrón me felicitaba y me daba cariñosas palmaditas en la espalda. Cuando al regreso de Roma aseguraba que el fascismo no ha aumentado en un gramo la ración de pan del italiano, ni ha sabido acrecentar el acervo de sus valores morales, mi patrón no se mostraba tan satisfecho de mí ni creía que yo fuese realmente  un buen periodista; pero a fin de cuentas, a costa de buenas y malas caras, de elogios y censuras, yo iba sacando adelante mi verdad de intelectual liberal.
Si, como me ocurría a veces, el capitalismo no prestaba de buen grado sus grande rotativas y sus toneladas para que yo dijese lo que quería decir, me resignaba a decirlo en el café, en la mesa de la redacción o en la humilde tribuna de un ateneo provinciano, sin el temor de que nadie viniese a ponerme la mano en la boca y sin miedo a policías que me encarcelasen, ni a encamisados que me hicieran purgar atrozmente mis errores. Antifascista y antirevolucionario por temperamento. Todo revolucionario, con el debido respeto, me ha parecido siempre algo tan pernicioso como cualquier reaccionario.
Manuel Chaves Nogales



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