viernes, 7 de octubre de 2011

UNA TEMPORADA PARA SILBAR

UNA TEMPORADA PARA SILBAR
IVAN DOIG
LIBROS DEL ASTEROIDE


Una temporada para silbar es más que una deliciosa novela para jóvenes desde los dieciocho hasta los ochenta años, también es un homenaje a los maestros de  escuelas rurales. Paul Milliron Super Intendente de Instrucción Publica tiene que dictar sentencia contra las escuelas de un sola aula, en beneficio de las escuelas centrales y esto, le hace  evocar su infancia en Marias Coullen, Montana. La evocación de esos recuerdos están marcados por dos acontecimientos, la aparición de Morris Morgan y el cometa Halley  en la primavera del 1910. ¡Maravillosa Novela!
Qué distante y distinto parece ahora ese cometa que pasó hace medio siglo y trajo consigo el triunfo de Morrie.
Y cuántas lágrimas acuden hoy a mis ojos bajo la cimitarra del Sputnik. Empiezo a llorar y no puedo remediarlo. A mi edad, el llanto está reservado para la muerte, para cuando se marchan los seres queridos, los amigos constantes, aquellos que, a su paso por la vida, le han tocado el corazón a uno. Lo entiendo en lo más profundo de mi ser, pero no sirve entenderlo hoy.

" No cocino pero tampoco muerdo".Así comienza el anuncio en el que Rose LLewellyn, un viuda de "buenas costumbres y disposición excepcional", se ofrece en el otoño de 1909 como ama de llaves. La frase capta la atención de Oliver Milliron, un viudo con tres hijos y poca habilidad en las tareas domesticas. Milliron, padre de Paul, la contratará. Un día Rose  aparece en el pueblo con su hermano Morris. Cuando la maestra local escapa con un predicador, Morris acepta el puesto de la maestra y con sus particulares métodos marcará para siempre a los jóvenes alumnos de la escuela rural y, ya nada volverá a ser lo mismo en la vida de Marias Coulee.

El gran Cometa avanza por el cielo de nuestras vidas.

Hipnotizados tanto por sus palabras como por su nuevo aspecto, esa mañana habríamos seguido a Morris Morgan a donde fuera, inclusive a una clase de aritmética. Sin embargo, acto seguido se acercó a la ventana y miró al cielo.
1910 es un año especial-dijo en voz baja, como cuando un orador quiere que le presten especial atención-.Un año que solo viene rara vez. Este año, los cielo hablarán - Morrie se frotó las palmas de las manos- con una lengua de fuego.
Cuando se volvió, sin embargo, nos sonrió, tranquilizándonos:
Se trata del cometa Hally. Se llama así en homenaje al astrónomo con ojo de lince que lo descubrió. Un prodigio celestial, que atraviesa el firmamento arrastrando una cola de luz. Solo regresa cada setenta y cinco años. Es decir, que la última vez que estuvo aquí no existían los pueblos de la frontera, ni la máquinas voladoras, ni la fotografía. Paraos un momento a pensarlo.
Morrie mantuvo la pausa durante un instante perfecto, y se volvió de nuevo hacia el cielo de la ventana.
-Halley estará aquí cuando llegue la primavera-de pronto, recorrió pensativo nuestros jóvenes rostros-y tal vez algunos de vosotros tendréis la fortuna de volver a verlo, con el paso del tiempo.
-No hay nada que temer, jóvenes estudiosos. Un cometa orbital solamente predice su propia llegada, y no el fin del mundo. Hasta donde sabemos, el cometa Halley ha venido y ha vuelto a irse en más de veinte ocasiones, y el mundo sigue aquí.
Había que concederle que era cierto, pero Morrie decidió enfatizarlo colgando una reproducción de un cuadro de Delacroix en el que el cometa surcaba benignamente el cielo por encima de los labriegos de los campos. Se llamaba El dragón estrellado.
Era una representación muy bonita del cometa- opinó Morrie.
Quizá no sepamos nada más sobre las peculiaridades de la vida, pero trazamos el curso de los días y las noches de acuerdo con las luces del firmamento- empezó con su mejor voz -.
Estos rayos de luz, que viajan a través de tremendos espacios de tiempo, nos hacen saber que las estrellas penden allá arriba, a enormes alturas. La luz del Sol da sustento a nuestra vida, y la de la luna nos arropa con ese manto de íntimas gestas que conocemos como sueños.
Ahora mismo, otro factor de esa armonía, que fue descubierto hace doscientos años por un genio llamado Edmund Halley, recorre el cielo por encima de nuestras cabezas.-Señaló de nuevo hacia la ventana, donde se extendía la la luz del cosmos -. Solamente una vez en la vida veremos este cometa, que viene de la nada y se marcha de vuelta hacia la nada. Sin embargo, a su paso una cuerda resuena en lo profundo de nuestro ser.-Se detuvo un momento-. La armonía puede adoptar formas sorprendentes. Y nosotros mismos, en esta vida, en este mundo al amparo de las luces del cielo, hemos de inventarnos caminos en busca de esa armonía estelar.
Mark Twain vino al mundo con el cometa  y se marchó con él. (Florida, 30 de Noviembre de 1835-Reddig, Connecticut, 21 de Abril de 1910.

El Halley volvió a pasar en 1986 a unos 90 millones de Kilómetros. En Marzo de 1996se acercó a la tierra El Hyakutake, la última vez que pasó por las cercanías de la tierra fue hace 10.000 años. El próximo lunes 25 de Marzo de 1996  pasará a sólo 15 millones de Kilómetros de nuestro planeta y a una velocidad de 58 Kilómetros por segundo.  (El País del 22 de Marzo de 1996). En Abril de 1997 pasó el Hale-Bopp. Me acuerdo de estos dos últimos, sobretodo del Hyakutake, no solo por los recortes de prensa que guardé, sino también porqué se veía a simple vista, pasó muy cerca de la tierra. El Hale- Bopp se podía contemplar con prismáticos. Además hizo una primavera muy calurosa. Así que muchas noches salíamos a ver Hyakutake por encima del monte de Llueves. Mis hijas nacidas en los años 1983 y 85, si tienen suerte, podrán ver de nuevo el cometa Halley.



jueves, 6 de octubre de 2011

EL CABALLERO INFIEL

Los cubos de la memoria
PERO NO vino.

Por las señas que me diera
le habría reconocido.

No era joven ni era viejo,
rubio no era ni cetrino.

Por el nombre que me diera,
don Olvido,
por el nombre y por las señas
le habría reconocido.

José Ángel Valente

martes, 4 de octubre de 2011

EL HOLOCAUSTO ESPAÑOL

EL HOLOCAUSTO ESPAÑOL
Odio y exterminio en la Guerra Civil y después.
DEBATE

El holocausto español de Paul Preston es uno de los libros más recomendable sobre la Guerra Civil Española y sus consecuencias. El escritor trata lo más objetivamente posible este delicado tema y para ello se apoya en una amplia bibliografía de ambas tendencias. Después de leer el libro cada lector puede sacar sus propias conclusiones. En esta entrada pongo una pequeña muestra de las más de seiscientas paginas de fácil y amena lectura. 






Un terrateniente de la provincia de Salamanca, según su propia versión, al recibir noticia del alzamiento militar en Marruecos en julio de 1936 ordenó a sus braceros que formaran en fila, seleccionó a seis de ellos y los fusiló para que los demás escarmentaran. Era Gonzalo de Aguilera y Munro, oficial retirado del ejercito.

Aquellos señores que se gastaban ochenta mil duros en comprarle un manto a la Virgen o una cruz a Jesús escatimaban a los obreros hasta el aceite de las comidas y preferian pagar cinco mil duros a un abogado antes que un real a los jornaleros por no sentar precedentes que era tanto como “salirse con la suya”.
Ellos tenían el poder, la influencia (aun con la República) y el dinero; nosotros...sólo teníamos dos o tres mil jornaleros a nuestras espaldas, a los que teníamos que frenar...pues la desesperación de no poder  dar de comer a sus hijos hace de los hombres fieras.
Recuerdo que en cierto debate acalorado que sostuvimos, un cacique me llamó niñato recién salido del cascarón...y que si mi padre supiera lo tonto que era yo, no me echaba ni pienso”. Aquello colmó mi paciencia y me levanté de la silla y le espeté muy serio: “Reconozco, señor, que en muchas ocasiones me habría comido, no el pienso, sino los picatostes que le echa usted a sus perros, acción muy cristiana en una población donde se están muriendo de hambre los hijos de los jornaleros”
Juan Misut, un izquierdista de Baena.

Según la mentalidad conservadora dominante, que englobaba tanto a pequeños campesinos como a ricos terratenientes bajo el termino de “labradores”, los enemigos eran todos los que perturbaban la estructura tradicional: los sindicalista que hubieran alentado a los campesino sin tierra a luchar por una mejora de los salarios y las condiciones de trabajo, los funcionarios izquierdistas de la municipalidad que les brindaron apoyo, o los maestros de escuela que diseminaron ideas laicas. Cualquiera que se considerara portador de ideas subversivas y convenciera a los pobres de poner en duda el orden establecido. Todos los que  en mayor o menor medida, formaban la base social del republicanismo se encontraban entere los primeros objetivos de la represión..
López García y Delgado Cruz “Que no se olvide el castigo”

El comisario de Orden público de la Generalitat, Federico Escofet Alsina, escribió más tarde que la presencia de miles de ciudadanos armados  en las calles provocó un problema de orden público imposible de abordar. Esta afirmación ilustra la diferencia de la represión en las dos zonas de guerra: en la zona republicana venia desde abajo, en la zona rebelde venía desde arriba. Escofet también afirmó que los saqueos de las casas de los ricos y los bienes eclesiásticos fueron  obra de una minoría de delincuentes, y reconoció la honradez y el idealismo de muchos anarquista, que se abstenían de tocar el dinero y las joyas.

General Mola

Poco después de los sucesos en la cárcel Modelos de Madrid, a mediados de agosto, en el Ministerio de la Guerra se interceptó un mensaje radiofónico del general Mola al comandante de la Guardía Civil de Valladolid. Camino a Burgos desde Valladolid, Mola se había inquietado con el retraso de su vehículo mientras despejaban la carretera de un gran numero de cadáveres. En su mensaje exigía que en adelante las ejecuciones se llevaran inmediatamente. Un oficial republicano escribió tiempo después: “Creí que ese mensaje merecía ser enmarcado y exhibido, ingenuamente esperaba que me sirviera de argumento contra quienes protestaban con tanto resentimiento de que la Rèpública era incapaz de hacer cumplir la ley”.

Unamuno

El 1 de Diciembre de 1936, escribió a su amigo Quitín de Torre sobre la vida en Salamanca: “Es un estúpido régimen de terror. Aquí mismo se fusila sin formación de proceso y sin justificación alguna . A unos porque son masones, que yo no sé qué es esto ni lo saben las bestias que fusilan  por ello. Y es que nada hay peor que el maridaje de la dementalidad de cuartel con la sacristía. Y luego la lepra espiritual de España, el resentimiento, la envidia , el odio a la inteligencia...
“En cuanto al Caudillo- supongo que se refiere al pobre general Franco, no acaudilla nada en esto de represión, del salvaje terror de retaguardia. Deja hacer. Esto, lo de la represión de retaguardia, corre a caro de un monstruo de perversidad, ponzoñoso y rencoroso, que es el general Mola”

El Clero español

El clero español estaba constituido por unos 115.000 miembros, 45.000 eran monjas, 15.000 monjes y el resto sacerdotes. Los estudios más recientes elevan a 296 el numero de monjas asesinadas en la guerra,  2.365 monjes y 4184 sacerdotes.
El odio popular hacía la Iglesia hundía sus raíces tanto en la tradicional alianza eclesiástica con la derecha nacional como en la abierta defensa de la rebelión militar que expresó la jerarquía católica.
Ante la ausencia de poder policial y judicial, y al socaire de una justicia revolucionaria, los actos de violencia no tuvieron al clero como  único objetivo. La violencia era el reflejo de la ira popular tras el golpe militar, cuyos responsables intentaban destruir cualquier avance conseguido por la República. La venganza afectó a todo los sectores sociales favorecidos por la sublevación. El odio hacia el sistema de opresión social se expresó mediante el asesinato  o la humillación de los sacerdotes que lo justificaban, de los policías y guardias civiles  que los defendía, de los empresarios y los terrateniente que lo implementaban y de los ricos que disfrutaban de aquel estado de cosas.
Los actos tenían en ocasiones una dimensión revolucionaria, como la quema de los registros de fincas rústicas y urbanas  o la ocupación de las  viviendas de los ricos en las grandes ciudades; pero hubo también simples actos criminales, asesinatos, violaciones, robos y ajustes de cuentas contra la antigua clase dirigente que, a la luz d la nueva moral, se percibían como acciones revolucionarias, como ya había sucedido en Francia, México y Rusia.

Terror Revolucionario en Madrid

El alzamiento militar, con el pretexto de combatir una trama revolucionaria que  en realidad no existía, provocó el desmoronamiento de las estructuras sobre las que descansaba la ley y el orden. En un intento de la Republica pro recabar el apoyo de las grandes potencias, el Consejo de Ministros que se formó el 19 de julio se compuso exclusivamente de liberales de clase media. En consecuencia, el gobierno no fue respetado (al principio, ni siquiera obedecido)  por los partidos y sindicatos de izquierda que habían resistido el alzamiento. La oleada de fervor revolucionario y la furia asesina  que se desencadenaron demostrarían una que de una sociedad tan represiva como la española  salía una clase marginal completamente embrutecida. Los acontecimientos fundamentales que subyacen a la violencia republicana ulterior tuvieron lugar durante los dos días que siguieron a la sublevación. Como ya se ha dicho, la apertura de las cárceles propicio la puesta en libertad de cientos de criminales, entre los cuales había sádicos y psicópatas a  quién la guerra dio carta blanca y que aprovecharon encantados el caos político como refugio de sus actividades. Asimismo, tenían sobrados motivos para sospechar del aparato jurídico y, claro está, no les faltaban ganas de vengarse de los magistrado y los jueces que los habían metido en la cárcel, De hecho, ya fuera por miedo a represalias, o por simpatizar con el golpe, muchos funcionarios de la judicatura pasaron a la clandestinidad , y más de un centenera fueron ejecutados.

Los sucesos de España vistos por un diplomático
Aurelio Núñez Morgado

Declaraciones de Indalecio Prieto a través de la ondas el 8 de Agosto de 1936:
Por muy fidedigna que sean las terribles y trágicas versiones de lo que ha ocurrido y está ocurriendo en tierras dominadas por nuestros enemigos, aunque día a día nos lleguen agrupados, en montón, los nombres de camaradas, de amigos queridos, en quienes la adscripción a un ideal bastó como condena para sufrir una muerte alevosa, no imitéis esa conducta, os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra; ante la sevicia ajena, vuestra clemencia; ante los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa ...¡No los imitéis! ¡No los imitéis! Superadlos en vuestra conducta moral; superadlos en vuestra generosidad. Yo no os pido, conste, que perdáis vigor  en la lucha, ardor en la pelea. Pido pechos duros para el combate, duros, de acero, como se denominan algunas de las Milicias valientes -pechos de acero- pero corazones sensibles, capaces de estremecerse ante el dolor humano y de ser albergue de la piedad, tierno sentimiento, sin el cual parece que se pierde lo más esencial de la grandeza humana.

El socialista  (9 de agosto de 1936) Heraldo de Madrid (10 de agosto de 1936)

Queipo de Llano:
“¡Sevillanos! No tengo que recomendaros ánimo, porque bien conocido tengo ya vuestro valor. Para terminar os digo que a todo afeminado o invertido  que lance alguna infamia o bulos alarmistas contra este movimiento nacional tan glorioso, lo matéis como a un  perro.
Sevilla, verano del 36

Los excesos verbales de Queipo se excusaban en general porque estaba ebrio, al tiempo que se intentaba insinuar que era abstemio. Gerald Brenan se refirió a su “voz de güisqui”. La mujer de Brenan, la escritora Gamel Woolsey, escribió:

Me han dicho que no bebe, pero tiene la voz pastosa, y divaga con la ligereza propia del bebedor habitual, Es capaz de pasarse horas hablando tan tranquilo, aunque de vez en cuando se atasca con alguna palabra y se corrige sin el menor empacho. De pronto dice: “la canalla fascista”, y si oye a su lado una voz agónica que le corrige: “No, no, mi general: marxista”. “¿Qué más da?”, replica el general, y prosigue con su grandilocuente perorata.

Violencia en la zona Repúblicana

Agapito García Atadell . Un Tipógrafo gallego de treinta  y cuatro años, creó una bajo las ordenes de Javierz Méndez, policía de carrera. García Atadell instaló a su grupo de 48 hombres en el palacio de los condes de Rincón, previamente confiscado, en la esquina de Martínez de la Rosa con el Paseo de la Castellana.
La mayoría de los prisiones pasaban a disposición de la Dirección General de Seguridad, junto con los objetos de valor y las armas confiscadas. No obstante, si eran personas importantes, los retenían como rehenes en el palacio de los condes de Rincón, En algunos caso, el cautiverio se prolongaba hasta que pagaban un rescate o comprobaban los pasaportes que les permitían escapar a la zona rebelde. En otros, los mataban para encubrir el robo de sus bienes. También se dieron algunos casos en que encontraron la salvación, como el de la duquesa de Lerma, que en señal de gratitud viajó después de San Sebastián a Sevilla para hablar en defensa de Atadell. Este tuvo También la gentileza  de amparar bajo su protección a los paisanos de su aldea  natal lucences , Viveiro. La organización de la vida en el palacete permite ahondar en  la retorcida mente de García Atadell; el trato exquisito que daba a algunos prisioneros aristocráticos  sugiere tal vez el deseo de ostentar, una impresión que confirman los arreglos de mal gusto que a sus órdenes se llevaron a cabo en la casa señorial. Por ejemplo, a menudo  recibía a las visitas en batín. En la recepción trabajaban  atractivas mecanógrafas  que llevaban vestidos con escotes generosos y trasparencias en tonos pastel; otras lucián delantales de encaje, al modo de las doncellas francesas. La verja del jardín estaba coronada con un arco de bombillas de colores en el que se leía “Brigada García Atadell”

Así empezó
José Ignacio Escobar

El 24 de septiembre de 1936, Atadell llevó a cabo la detención que del daría celebridad: el de la hermana de Gonzalo Queipo de Llano, Rosario, viuda de cuarenta y tres años. Prácticamente la totalidad de la prensa republicana reprodujo la anécdota de que, al parecer cuando la mujer pidió: “Mátanme, pero no me hagan sufrir”, Atadell le contestó: “Señora, nosotros no matamos ni fusilamos. Somos más humanos (sic) que aquellos que fusilan a los obreros en masa. El Heraldo de Madrid acompaña el artículo sobre el arresto  titulado “La Humanización de la Guerra” con una fotografía de Atadell y Rosario; la crónica comparaba la hidalguía, la nobleza, la caballerosidad del jefe de las milicia populares de Investigación con  la conducta  innoble e inhumana  de la guerra que hacen los facciosos. Se dice que la señora le dio las gracias por  “las atenciones recibidas”.
Heraldo de Madrid
25-26 de Septiembre de 1936
La prensa dio a entender  que Rosario había sido localizada tras una brillante labor de investigación: “Con la diligencia tan acreditada por  esta  brigada, Atadell en persona hizo las gestiones hasta averiguar que la persona  a quien buscaban  se encontraba escondida en la casa número 9 del paseo de Recoletos”. Angel Pedrero negó que fuera así en el interrogatorio al que lo sometieron después de la guerra, y reveló que, a través de un amigo, la mujer se había puesto en contacto con la brigada en busca de protección.

García Atadell pasó siete mese en el ala de máxima seguridad de la cárcel provincial de Sevilla. Fue ejecutado a garrote vil en julio de 1937.

Paracuellos del Jarama

Así, a medida que las columnas de Franco se acercaban a la capital un miedo mucho más concreto se sumó al odio genérico contra la derecha. Tanto los milicianos de a pie como los militares profesionales y los políticos encargado de la defensa de Madrid compartían una honda  preocupación por la presencia, en las prisiones de Madrid, de numerosos militares de derechas que ya habían rechazado categóricamente las invitaciones individuales y colectivas a combatir en la defensa de la ciudad como les obligaba su juramento de lealtad a la República. En esta ambiente de máxima tensión, en el filo de la navaja entre la supervivencia y la aniquilación, las autoridades políticas y militares republicanas tomaron la firme decisión de impedir que estos hombres formaran la as de nuevas unidades para las columnas rebeldes. Este fue un factor decisivo para el destino de los prisioneros a lo largo del mes de noviembre.


En las sacas de las prisiones de Madrid se calcula que en cuatro semanas fueron asesinados entre 2.200 y 2.500 presos.
Todas estas sacas se llevaron a cabo con documentación de la Dirección General de Seguridad en la que se indicaba que los prisioneros  iban a ser puestos en libertad o trasladados a Chinchilla. En los casos en que se dio la orden de llevarlos a Alcalá de Henares, los prisioneros generalmente llegaron a salvo a su destino, lo que indica que “libertad” y “Chinchilla” eran palabra en clave para ordenar su eliminación.
No parece que la selección respondiera a una pauta calculada, pues entre los nombres había una mezcla de oficiales, curas y civiles, tanto jóvenes como viejos. Los rumores eran incierto: lo mismo se decía que iban a trasladarlos a prisiones externas de Madrid  como que iban a asesinarlos . Cuando llegaron los autobuses, los hicieron formar en dos grupos, los ataron y los obligaron a dejar sus maletas, Además, los registraron y les requisaron los relojes, el dinero o cualquier objeto de valor. A continuación. Los cargaron en autobuses de dos piso, Los convoyes, escoltados por coches y camiones en los que viajaban los milicianos, no pararon de ir y venir en los dos días siguientes.

Santiago Carrillo, Consejero  de Orden Público dentro de la Junta de Defensa.

Ninguna de las ordenes específicas para la evacuación de los prisioneros fueron firmadas por Carrillo ni por ninguno de los miembros de la junta de Defensa.  Lo cual no significa que Carrilo no tuviera responsabilidad en los hechos.
Carrillo ha reconocido que ordenó traslados de presos después del 7 de noviembre, lo que convierte claramente en uno de los responsables de los hechos. Asimismo, ha afirmado que, tras decidir alguna evacuación, los vehículos sufrieron una emboscada y los presos fueron asesinados por  individuos desconocidos, aunque ha insinuado abiertamente que los asesinos eran anarquistas. Ninguna de estas excusas sirve para explicar el hecho cierto de que, en los casi diez días que siguieron al 23 de noviembre, cuando Franco suspendió los ataques contra Madrid, las sacas continuaran  bajo la jurisdicción de Santiago Carrillo. Entre el 28 y el 30 de noviembre se ejecutó a 950 prisioneros. Otros 800 fueron ajusticiados ente los días 3 y 4 de Diciembre.





lunes, 26 de septiembre de 2011

OLOR A DECENCIA


Yo que moriré vendiendo las joyas
que nunca tuve
extiendo esta mano como si blandiera guante de encaje
que no conoció
porque hizo domesticas tareas
con sentido histórico hartazgo y cierta dignidad
yo que moriré
espero limpia y perfumada y es probable con olor a decencia
no olvidaré el escenario inaugural
donde se encendieron y apagaron las luces
donde creció mi adolescencia y murió mi juventud.

"Regreso a la patria" 1989
Juana Bignozzi


LAS MOIRAS O DIOSAS DEL DESTINO

"A mí la única prudente,
se siguió confiando el ordenar;
mi rueca, siempre viviente
no se precipitó jamás.
Entran hilos, se devanan,
todos mando a su lugar;
ni uno dejo que resbale,
en su circulo han de entrar.
Si alguna vez me olvidara,
temería por el mundo;
las horas corren, los años pasan,
y el Tejedor cogería la madeja".

Versos de Láquesis (5333 a 5334) 
Fausto de Goethe,


sábado, 24 de septiembre de 2011

EL ÁNGEL ROJO


El Holocausto español 
Paul Preston
DEBATE

"Morir por las ideas, nunca matar por ellas"
Melchor Rodríguez

Después de leer este magnifico libro de Paul Preston, una de las figuras que más me interesó, fue la de Melchor Rodríguez, una especie de Schindler a la española. Desde su cargo de delegado especial de prisiones en el Madrid sitiado salvó miles de vidas. En el entierro de Melchor en 1972, en pleno franquismo, se cantó a las barricadas. Martín Artajo, leyó un poema y rezó un padrenuestro, el féretro se cubrió con una bandera anarquista y, estos y los franquistas se fundieron en un mismo adiós.


Un ejemplo del afán vengativo de la "justicia" franquista, que alcanzaba incluso a los que habían trabajado para atajar la represión en la zona republicana, fue el caso de Melchor Rodríguez, cuyos empeños y logros en salvar la vida a un buen número de derechistas en Madrid había llevado a varios de sus compañeros anarquistas a creerle sospecho de traición. Incluso su esposa acabó convenciéndose de que, por lo menos, se había dejado utilizar ingenuamente por la Quinta Columna, y al principio de 1939 lo abandonó cuando Rodríguez se negó a reconocer tales extremos. Tras aceptar que la Junta de Casado lo nombrara alcalde de Madrid, fue quien entregó la capital a las tropas de Franco. A continuación, el 13 de abril de 1939, fue detenido, y juzgado por un tribunal franquista en diciembre de 1939. La enérgica defensa de Ignacio Arenillas de Chaves, un abogado del Ejército sumamente competente, hizo que lo declararan inocente, pero el auditor general de la Región Militar del Centro rechazó el veredicto e insistió en que volviera a ser juzgado. 
Melchor Rodríguez fue juzgado otra vez el 11 de Mayo de 1940, acusado de un crimen que se había cometido en Madrid cuando él estaba en Valencia. Dos días antes del juicio le asignaron un joven e inexperto abogado para su defensa, quien no pudo reunirse con su cliente ni recibió la documentación del sumario hasta que empezó la vista. El juicio estuvo plagado de falsos testimonios. El fiscal Leopoldo Huidobro Pardo, era carlista y además había puesto por escrito los recuerdos de sus espantosas experiencias en Madrid durante la guerra, que daban sobrada medida de su hostilidad hacia los miembros de primera linea de la CNT. Sin embargo, la posibilidad de refugiarse en la embajada de Finlandia le había salvado; una iniciativa facilitada por Melchor Rodríguez. Además, el odio que Huidobro sentía por la izquierda se alimentaba del sufrimiento que le provocó la muerte de su primo, el padre Fernando Huidobro Polanco*. Desconocía, claro está, que el sacerdote lo había matado un legionario por la espalda. Así pues, no es de extrañar que acusara a Melchor de prisionero sanguinario y exigiera para él la pena de muerte. Sin embargo, la farsa se vino abajo cuando el general Agustín Muñoz Grandes apareció de improviso para hablar en defensa de Melchor y presentó una lista de cerca de 2.000 derechistas a los que había salvado la vida; entre ellos, muchos aristócratas y uno de los fundadores de la Falange, Raimundo Fernández Cuesta. A diferencia de Peiró, Melchor no había sido ministro de La República, y el testigo principal que habló en su defensa era de un rango superior a cualquier otro de los presentes en la sala. La sentencia de muerte prevista fue conmutado por veinte años y un día de carcel; el 1 de marzo de 1941 ingresó en la cárcel de El Puerto de Anta María. Después, Muñoz Grandes, en calidad de capitán general de la I Región Militar, redujo la sentencia a doce años y un día, y le concedió la posibilidad de gozar del libertad provisional.
El Angel Rojo. La historia de Melchor Rodriguez, el anarquista que detuvo la represión en el Madrid Republicano.
Alfonso  Dominguez


*Con la legión hemos topado

El 11 de abril de 1937, el padre Fernando Hidobro Polanco perdió la vida en Aravaca, en las afueras de Madrid, supuestamente al ser alcanzado por un fragmento de metralla de una granada rusa. Este detalle contribuyó a que, en 1947, los jesuitas iniciaran el complicado proceso para su beatificación y canonización. Huidobro había salvado muchas vidas y había vivido como un verdadero cristiano. En el curso de la minuciosa investigación de la causa emprendida por el Vaticano, salió a la luz que Huidobro murió de un disparo por la espalda efectuado por un legionario de su propia unidad, acaso harto de los sermones del capellán. Al descubrir que fueron los franquistas y no los rojos quienes lo habían asesinado, el Vaticano archivó la causa.
Documentos de Hidobro,pp 475-476
Memorias y recuerdos 
 Iniesta Cano, Memorias y recuerdos

LA GLORIA DEL SOL



Una noche fui a tenderme en un campo de girasoles. Una selva de girasoles más bien, una auténtica jungla. Encorvados sobre sus tallos pelosos, dormían con la cabeza gacha, sus grandes y redondos ojos negros, de largas cejas amarillas, nublados de sueño. Era una noche serena, el cielo cuajado de estrellas desprendía destellos verdes y azules como el interior de una inmensa concha marina. Dormí profundamente y al amanecer me despertó un suave ruido. Sonaba como si un grupo de gente caminara descalzo por la hierba. Contuve la respiración y agucé el oído. Desde el campamento cercano llegaba el rugido apagado de los motores y el sonido de unas voces roncas que se llamaban las unas a las otras en el bosque, cerca del arroyo. Un perro ladraba a lo lejos. En el horizonte el sol resquebrajaba la cáscara de la noche, y se alzaba rojo y ardiente sobre la llanura refulgente de rocío. El ruido ganaba intensidad a cada minuto; en un momento dado parecía una quema de brozas, al siguiente, un gran ejército avanzando con cuidado a través de un campo de rastrojos. Yo contenía la respiración sin levantarme del suelo, y observaba cómo los girasoles  iban separando sus pestañas amarillas para, poco a poco, terminar abriendo los ojos.
De pronto me di cuenta de que los girasoles levantaban la cabeza y, girando con suavidad sobre su alto tallo, dirigían su gran ojo negro hacia el sol naciente al tiempo que dejaban oír un crujido cada vez más fuerte. Un movimiento lento, cadencioso, mayestático. La jungla entera de girasoles se volvía para admirar la gloria del sol en su primera hora, y hasta yo miré hacia oriente para ver el sol levantarse despacio entre los cárdenos vapores del alba y las nubes de humo azul procedentes de los incendios que ardían al fondo de la llanura.

Kaputt
Curzio Malaparte

miércoles, 14 de septiembre de 2011

DESPEDIDA


El verano se acaba.
Parece que fue ayer cuando llegó de súbito
en su carro de oro.
Venia, jubiloso, por los campos
y a su paso las tierras se colmaban
de espigas y de frutos.
Dispuso que las sombras se apartaran
del corazón del hombre y que creciera
la alegría en su pecho. Estaba todo
lleno del luz, de intensidad. Se hicieron
inmensas las mañanas, y las tardes
no terminaban nunca.
Daba la sensación de que el verano
iba a quedarse aquí ya para siempre.

Pero mirad; se acaba.
Y nos parece que fue breve en extremo
su prodigiosa estancia entre nosotros.
Mirad cómo se marcha; invicto, fulgurante
se aleja por los campos en su carro de oro.
Los días, poco a poco, van menguando.
Y un inicio de otoño que hay en el aire dice
que es muy fugaz la dicha.

Eloy Sánchez Rosillo





martes, 6 de septiembre de 2011

VIEJOS OFICIOS

Cabruñar



LAS TENERÍAS

Cerca del colegio, a un lado, estaba situada una tenería...¿No os inspiran un secreto interés estas viejas tenerías españolas, estas tenerías de Ocaña, estas tenerías de Valencia, estas tenerías de Salamanca que están al lado del río, no lejos de la casilla ruinosa en que vive la Celestina? Yo siempre he mirado con una viva emoción estos oficios de los pueblos: los curtidores, los tundidores, los correcheros, los fragüeros, los aperadores, los tejedores que en los viejos telares arcan la lana y hacen andar las premideras. Y recuerdo que cabe estas tenerías, que yo veía siempre curioso y ávido, había un callejuela que se llamaba de Las Fabricas, ¿Qué fabricas eran estas? Eran pequeñas fabricas que hay en los pequeños pueblos vetustos y opacos: tal vez una almona; luego, al lado, una almazara; después, más lejos, acaso uno de esos viejos alambiques de cobre que van destilando lentamente, asentados en grandes anafes negruzcos...
 La calle era corta, de casas bajas sin revocar; no vivía nadie en ellas; durante el invierno, los cofines del piñuelo puestos al sol, indicaba que estaban trabajando las almazaras, de cuando en cuando se asomaba un hombre con el traje grasiento, y los arroyuelos de alpechín corrían serpenteando por medio de la calle.
 En tanto, en la tenería se oía de rato en rato el bullicio de los zurradores; el viento arremolinaba ante la puerta los montoncillos de cerdas y lanas; y sobre los tejados pardos y bajos, a lo lejos, se escapaban de una pequeña chimenea el humo tenue de las almonas o del sosegado alambique.

Las confesiones de un pequeño filosofo
Azorín

Tenería,Curtidoría: Sitio o taller donde se curten y trabajan la pieles
Tundidor: El que iguala con tijera el pelo de los paños.
Curtidor: Persona que tiene por oficio curtir pieles. (aderezar las pieles)
Correcheros, guarnicioneros: Operario que trabaja o hace objetos de cuero, como maletas, bolsos, correas.
Aperador: Encargado de cuidar de la hacienda del campo y de todas las cosas pertenecientes a la labranza.
Tejedor: Persona que tiene por oficio tejer.
Premideras: Listones de madera que sirven de pedal para mover el telar.
Almazara: Molino de aceite.
Almona: Jabonería fabrica de jabón.
Anafes: Hornillo generalmente portátil.
Cofines: Cesto o canasto de esparto, mimbre o madera.
Piñúelo: Cisco con el hueso de las aceitunas después de prensada en el molino.
Alpechín: Liquido oscuro y fétido que sale de las aceitunas cuando están apiladas antes de la molienda, y cuando, al extraer el aceite, se las exprime con el auxilio de  agua hirviendo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡BUENOS DÍAS MEDIANOCHE!

¡Buenos Días-Medianoche-
Ya vuelvo a Casa-
El Día-se cansó de Mí-
¿Cómo podría yo-de Él?

El Sol y su Luz era dulce lugar-
Me gustaba permanecer allí-
Pero la Mañana-no me quería-ya-
¡Así que-Buenas Noches -Día!

Puedo mirar-¿verdad?-
Cuando el Este está Rojo
Los Montes-tiene algo-en ese instante-
Que hace del Corazón- un extranjero-

No eres-muy razonable-Medianoche-
Yo elegí-el Día-
Pero-por favor acepta a esta Niña-
¡Se dio media vuelta y se fue!

Emily Dickinson

¿Qué es un rayo lunar?
Un rayo lunar, es un rayo solar de segunda mano. Aguado y falseado.
La luna que ahora asoma como un reptil detrás del campanario de la iglesia tiene cara de mal agüero. Sus rasgos me parecen deformados, deshechos, comidos por un sufrimiento sin nombre. Miserable hombrecito lunar, ¿Qué haces allá arriba?¿Te han condenado por falsificador- por falsificar la luz de la diosa solar?

Doctor Glas
Hjalmar Soderberg