LA bandera de españa
se mueve en la dirección
en que sopla el viento
como una veleta
el
m
á
s
t
i
l
no
David González
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en que sopla el viento
como una veleta
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David González
Museo Evaristo Valle |
Güelu de Mary |
Tu no te metas conmigo mira que soi panadero. Trabajo en la Covandonga ganando poco dinero. Recuerdos de Emilia Fernández, Enrique Fernández Posada y Pandiello (Guayas) 1923 |
GUERRA DE MARRUECOSNO hay nada más triste que la historia de este protectorado, triste y anodino, cuyas escenas se podían contemplar, a diario, en las viejas revistas gráficas. Aquellas bandadas alicaídas de mozos españoles que, vestido con su uniforme rayadillo de campaña, dejaban a sus espaldas madres y esposas llorosas y que no comprendieron nunca por qué causa miles de los que embarcaban, llevando como único bagaje su juventud, no volverían más. Sangría popular por lo sangrienta y por lo inútil. Nadie supo nunca en el país a quién beneficiaba aquel holocausto constante del que la población civil no soportaba sino ausencias y bajas. Marruecos era un feudo militar que exigía cada año una remesa de sangre fresca. Lo que allí ocurría pocos alcanzaban a saberlo, aunque estos pocos lo sabían; pero para la mayoría aquello no era más que una tradición oscura y sin fondo, que había que acatar con la misma sumisión rutinaria que el pedrisco o el pago de los impuesto; solo que, como se pagaba en carne esto dolía más.Leí un día que había en Marruecos ochocientos generales, uno por cada cien soldados. Marruecos hacía las veces de vivero y allí fue tramándose la sedición que hubo de asestar a la República un golpe por la espalda.MemorabiliaDrama patrioJuan Gil-Albert
Alfonso Guerra desde su puesto de observación saludaba con un breve gesto a alguno de los que iban llegando. Otros se acercaban a él para rendirle cuentas o pleitesía, agazapándose junto a su butaca para murmurarle alguna información o escuchar algún consejo. Algunas veces, y éste era el caso de los ministro de justicia y asuntos sociales Enrique Múgica y Matilde Fernández respectivamente, se ponían de rodillas junto a la butaca de Alfonso Guerra, como si estuvieran confesándose.Jorge SemprúnFederico Sánchez se despide de ustedes
Lo juro Majestad este es el primer empleo que tuve en mi vida, hasta ahora, solo viví de la política. (La Fatiga Báñez) |
Ron Cacique |
-¿Y cómo la reconoceré? Han sucedido diez años; un montón de tiempo.-Chaval, el tiempo no es un montón, si acaso es un bosque. Si has conocido la hoja, reconocerás después el árbol. Si la has mirado a los ojos, volverás a encontrarla. Incluso si ha pasado un bosque de años.El día antes de la felicidadErri de Luca