...La vida nos acorta la vista
y nos alarga la mirada.
Roberto Juarroz
La hora del crepúsculo que es cuando a los poetas nos viene la inspiración yo la suelo aprovechar para hacer un repaso a una serie de desgracias que he dado en llamar mi vida. Todas estas reflexiones acuden a mi mente en el comedor de mi casa y después de cenar patatas fritas con huevos y chorizo acompañado todo ello por una botella de vino Don Simón.
Entonces llega el momento decisivo de la noche, en el que levanto la vista y contemplo la foto de la pared donde se ve a unos novios en el día de su boda. En ella veo a Mary, tan guapa, junto a un mozo de larga melena negra. Oye Mary pero tu no me habías dicho que yo era el único hombre de tu vida, es que a ese de la foto no lo conozco .
Ya empezamos, siempre la misma pregunta crepuscular, sabes lo que te digo o dejas de dar al Don Simón o descuelgo la foto de la boda. Pero vamos a ver, tu no sabes que la vida es un lento proceso de demolición y que... ¡Meca Mary! no me digas que yo soy el de la foto. Pues sí, eres tú. Entonces habrá que pedir responsabilidades a la compañía de demoliciones pues estoy en siniestro total.
Pues ya puedes ir buscando la póliza del seguro de vida, que casi siempre suele ser un seguro de muerte. Pero por la pinta que tienes lo tuyo no lo arregla ni Santa Lucia, mira que siempre te dije, Miner contrata la póliza con el Ocaso y tú ni caso. Además vete levantándote de la mesa que lo de la sobremesa no consiste en estar acostado sobre la mesa. Hombre Mary no te pongas así es que estaba reflexionando sobre lo divino y lo humano ¡que buenos estaban los huevos y el chorizo!
Siempre me llamó la atención en algunas casas las fotos de boda y como se pone el tiempo amarillo sobre la fotografía, en cambio sobre los contrayentes, afortunadamente para ellos, lo que se pone es el tiempo físico. Como diría Proust, ocupamos más lugar en el tiempo que en el espacio. Y la foto sólo es espacio.
Yo pensé hacer como Marlene Dietrich, que cubrió todos los espejos de su casa de París con tela negra; pero mejor sustituyo a los contrayentes por vino tinto con gaseosa y hasta que el Sifón nos separe.