viernes, 28 de noviembre de 2008
jueves, 27 de noviembre de 2008
RELIGIÓN
Después de que el enterrador nos halla preparado para el viaje al más allá, lo que necesitamos es una agencia de viajes, y donde acudimos, pues si, a esa agencia llamada religión. Por ejemplo, la Católica, que empezó con una piedra. Sobre esta piedra edificaras mi Iglesia. Se conoce que no les cogió la crisis del ladrillo, ni las hipotecas basura, aunque Pedro, que estaba bien avalado por Dios, no creo que le afectara mucho. Y vaya la que montó, no me extraña que al final terminara siendo San Pedro. Y el negocio no dejo de crecer y crecer. Para empezar nunca falla la clientela, ni el miedo al más allá, decía un personaje de la novela "Miau" de Benito Pérez Galdos
...La religión, entiendo yo, es el ropaje magnifico con que visten la nada para que no nos horrorice.
¿Y piensas tú que cuando nos morimos nos piden cuentas de nuestra acciones?
-¿ Y quién nos las va a pedir? ¿Los gusanitos? Cuando llega la de "vámonos" nos recibe en sus brazos la señora "materia", persona muy decente, pero que no tiene cara , ni intención, ni conciencia, ni nada. En ella desaparecemos, en ella nos diluimos totalmente.
Bueno tampoco hay que asustarse, también parece que cuando morimos el cerebro libera una descarga masiva de endorfinas, y nos drogamos a nosotros mismos, y de ahí que las persona que han regresado de las fronteras de la muerte cuentan todas vivencias semejantes: La intensidad, la amplitud de percepción, la propia existencia vislumbrada en su totalidad, como iluminada por un rayo sobrehumano de entendimiento... Es una especie de delirio pero también es la sabiduría sin trabas.
Vamos que podemos aplicar eso de viaje con nosotros al mas allá, va ha estar en la Gloria, eso si, en la gloria bendita. Y no se olvide de contratar nuestros servicios, tenemos mucho siglos de experiencia desde aquella primera piedra, y además no se arrepentirá, vamos, como todos los que le precedieron, que están divinos de la muerte.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
EL ENTERRADOR
"Estamos destinados al olvido. A olvidar y a que nos olviden. Y así está bien"
Thomas Lynch, Poeta y enterrador. Bueno más bien empresario de pompas fúnebres, que suena mejor. Tiene un libro que se titula El Enterrador y que cuando lo leí algunas cosas que contaba me hicieron gracia, y las anote.
...Lo que trataba de decir, por supuesto, que ser un santo muerto no valía más la pena que ser un filodendro muerto o un angelote muerto. Vivir es y siempre ha sido el problema. Los santos vivos siguen sintiendo las llamas y los estigmas de este valle de lágrimas, el martirio de la castidad y el tormento de la conciencia. Una vez muertos , dejan que sus reliquias sean las que salen a trabajar, porque como le trataba de decir a este sacerdote, a los muertos no les importa. Sólo a los vivos les importa la muerte.
Y siento mucho repetirme a mi mismo, pero este es el hecho central de mi trabajo; no hay nada que se le pueda hacer a usted o para usted o con usted o sobre usted que le haga algún bien o algún mal; que el daño que hagamos o la decencia que tengamos, afecta a los vivos, a quienes les sucede la muerte de los otros, si es que le sucede a alguien. Los vivos tienen que vivir con ella; el muerto no. De ellos es la tristeza o la alegría por la muerte. De ellos es la ganancía o la perdida. De ellos el placer y el dolor del recuerdo. De ellos la factura por concepto de servicios prestados y de ellos el cheque en el correo para pagarla... Una vez muerto, suba los pies, de por terminado el asunto y deje que el marido o la señora o los niños o una hermana decida si lo entierran o lo queman o lo disparan por un cañón o lo dejan secar en cualquier zanja. No será su día para verlo porque a los muertos no les importa.
Cualquier existencia que tengan los muertos, la tienen sólo por la fe de los vivos.
Estar muerto es una -la peor, la última- pero sólo una, de una serie de calamidades que afectan a nuestra especie y a varias otras. Nunca hay escasez de desdichas.
... A mi tía que tenía noventa años, y estaba enferma, le dije que los médicos creían que iba a morir, " Y que hay de malo...", dijo ella. "¿No es lo que nos va a pasar a todos?
martes, 25 de noviembre de 2008
FERNANDO PESSOA
¡Qué lejos el ayer! En el pasado
hay una raya infranqueable: un día,
un mes, un siglo, todo está encerrado
en una irreparable lejanía.
¡Que difuso el mañana, qué distante
del lugar donde ahora está el ahora,
como una ola que se ve un instante
a lo lejos, y el agua la devora!
Esto es el tiempo: ser para la nada,
monstruo que en todos por igual se ceba;
que dura más que el sol, y sabe tanto
que no hay cifra que pueda ser mudada.
Esto es el tiempo, que a moriir me lleva,
seguro de esto sólo y de mi espanto.
lunes, 24 de noviembre de 2008
HEROES
♪♫♫♪♫♫ MILONGA DEL MORO JUDIO ♪♫♫♪♫♫
Desde lejos, los presidentes y los generales mandan matar.
Ellos no pelearán más que en las reyertas conyugales.
No derramarán más sangre que la de algún tajito al afeitarse.
No respirarán más gases venenosos que los que escupe el automóvil.
No se hundirán en el barro, por mucho que llueva en su jardín.
No vomitarán por el olor de los cadáveres pudriéndose al sol, sino por alguna intoxicación de hamburguesas.
No los aturdirán las explosiones que despedazarán gentes y ciudades, sino los cohetes que celebrarán la victoria.
No les acosarán el sueño los ojos de sus víctimas.
Bocas del tiempo Eduardo Galeano
EL LEON Y LA HIENA
El León y la hiena
El león, símbolo de la valentía y la nobleza, vibra en los himnos, flamea en las banderas y custodia castillos y ciudades. La hiena, símbolo de la cobardía y la crueldad, no vibra, ni flamea, ni custodia nada. El león da nombre a reyes y plebeyos, pero no hay noticia de que ninguna persona se haya llamado o se llame Hiena.
El león es un mamífero carnívoro de la familia de los félidos. El macho se dedica a rugir. Sus hembras se ocupan de cazar un venado, una cebra o algún otro bicho indefenso o distraído, mientras el macho espera. Cuando la comida está lista, el macho se sirve primero. De lo que sobra, comen las hembras. Y al final, si algo queda todavía, comen los cachorros. Si no queda nada, se joden.
La hiena, mamífero carnívoro de la familia de los hiénidos, tiene otras costumbres. Es el caballero quien trae la comida; y él come último, después que se han servido los niños y las damas.
Para elogiar, decimos: Es un léon. Y para insultar: Es una hiena. La hiena se ríe. Por qué será.
Bocas del tiempo Eduardo Galeano
El león, símbolo de la valentía y la nobleza, vibra en los himnos, flamea en las banderas y custodia castillos y ciudades. La hiena, símbolo de la cobardía y la crueldad, no vibra, ni flamea, ni custodia nada. El león da nombre a reyes y plebeyos, pero no hay noticia de que ninguna persona se haya llamado o se llame Hiena.
El león es un mamífero carnívoro de la familia de los félidos. El macho se dedica a rugir. Sus hembras se ocupan de cazar un venado, una cebra o algún otro bicho indefenso o distraído, mientras el macho espera. Cuando la comida está lista, el macho se sirve primero. De lo que sobra, comen las hembras. Y al final, si algo queda todavía, comen los cachorros. Si no queda nada, se joden.
La hiena, mamífero carnívoro de la familia de los hiénidos, tiene otras costumbres. Es el caballero quien trae la comida; y él come último, después que se han servido los niños y las damas.
Para elogiar, decimos: Es un léon. Y para insultar: Es una hiena. La hiena se ríe. Por qué será.
Bocas del tiempo Eduardo Galeano
SARMIENTO, INSPECTOR DE ESCUELAS
Sarmiento
Inspector de escuelas
En 1856, Sarmiento era inspector general de escuelas del gobierno de Buenos Aires. Logró que el gobierno de Buenos Aires elevara el presupuesto educativo de 20.000 a 70.000 pesos. En realidad, él había solicitado un presupuesto mínimo de 200.000, pero la sugerencia fue ignorada porque la mayor parte del presupuesto nacional estaba destinada a dos rubros: gastos militares y pago de la deuda externa.
Cumpliendo sus funciones llegó sorpresivamente a un colegio y comprobó que los alumnos eran buenos en geografía, historia y matemáticas pero flojos en gramática y se lo hizo saber al maestro.Éste, asombrado, le dijo:
—No creo que sean importantes los signos de puntuación.
—¡Que no! Le daré un ejemplo.
—Tomó una tiza y escribió en el pizarrón: "El maestro dice, el inspector es un ignorante".
—Yo nunca diría eso de usted, señor Sarmiento.
—Pues yo sí —dijo tomando una tiza y cambiando de lugar las comas; la frase quedó así: "El maestro, dice el inspector, es un ignorante".
En la época en que Sarmiento se empezó a preocupar por la educación popular, el índice de analfabetos era altísimo. En el campo había muy pocas escuelas porque los estancieros no tenían ningún interés en que los peones y sus hijos dejaran de ser ignorantes. Cuanto menos educación tuvieran, más fácil sería explotarlos.
Mitos de la historia argentina
Felipe Pigna
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