viernes, 17 de noviembre de 2017

MINUTA DE UN TESTAMENTO

En el dos mil nueve el pintor y escritor Eduardo Arroyo escribió Minuta de un testamento. El capítulo veintidós trata de AUTONOMÍAS Y LOCALISMO. Eduardo Arroyo, que no tiene pelos en la lengua, escribe cosas muy jugosas:
He tenido la suerte de nacer en Madrid, es decir, en ningún sitio. Es como nacer en París, basta con llegar y ser madrileño o parisino. Par mí, el hombre libre elige su patria. Por eso se me antoja lamentable y cínica la exasperación de autonomías y localismos...Un galerista amigo y catalán que hace años acompañó a Jordi Pujol en un viaje de empresarios catalanes a Israel, me contaba que el presidente de la Generalitat le había cogido del brazo y, apartándose con él a un rincón del Huerto de los Olivos, le recriminó el hecho de que expusiera a artistas españoles...¿Por qué escogen el Estado de Israel los políticos nacionalistas catalanes para hacer de las suyas? ¿Será para fotografiarse con una corona de espinas en la cabeza, al pie del Muro de las lamentaciones? ¿Para salir en la foto dándose palmaditas en la espalda? Me gustaría saber lo que pensaría el pobre Companys si levantara la cabeza. A ése sí que ni la Gestapo, ni el Gobierno de Vichy, ni Franco le dejaron sonreír ni una sola vez, ni le dieron palmaditas en la espalda...Algún tiempo después de este episodio cené con Octavio Paz y le vi muy alterado. Acababa de recibir un homenaje en la Universidad de Barcelona, donde había sido recibido públicamente por Jordi Pujol, quien le propinó un largo discurso en catalán y ni siquiera se dignó dirigirle un "¡Hasta la vista!" a modo de despedida. Eso no se hace jamás con un invitado: se le habla y si se puede se le recibe en su idioma. Si soy un poeta mexicano y mi lengua es el castellano...".


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