viernes, 2 de diciembre de 2016

CUENTO DE NAVIDAD

Se conocieron en Navidad, se juraron amor eterno y, cómo la eternidad es eterna, compraron una parcela en el cementerio. Le encargaron un Mausoleo a Calatrava, contrataron a la empresa de Mudanzas "La Previsora"-Te llevamos de tu casa a la otra cómodamente echado- y empezaron a disfrutar. Él se volvió un calavera y ella sufrió un Calvario. Preparación para la otra vida. Pusieron en venta el Mausoleo porque empezó a tener goteras. Denunciaron a Calatrava. En Navidad, escuchando el discurso del Rey, ella le vio mala cara: "este año no come el turrón así que esparciré sus cenizas en la corriente del Golfo para que viajen al baño María toda la eternidad". Si encuentras estas Cenizas chamuscadas no las devuelvas. Las derramó en Roca, afluente del golfo, tiró de la cadena y ellas solas se encargaron de encontrar a los colegas. Pero como la mar todo lo devuelve, las cenizas regresaran por Navidad". Y en esto despertó "...todos los españoles somos iguales ante la ley". Menos mal que el Rey siempre dice la verdad, dijo él, recobrando el color de su careto. Así que no les quedó más remedio que seguir siendo felices, como todo el mundo, en Navidad. Lo malo es que tuvieron que seguir pagando el Mausoleo de Calatrava durante esta vida y la otra en espera del juicio Final.
Ponga un Calatrava en su muerte.

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