Como no podía se de otra manera después del Inicio, llega la vida, luego la muerte y por fin la Resurrección. Pero la que a mi me gusta, la de Vladimir Holan, que es una resurrección muy atea. Cuando íbamos a la casa de LLueves, y lográbamos coger la habitación de la sala, que estaba pegada a la cocina, por las mañanas sentíamos limpiar el llar de leña con el gancho, y el ladrido del perro. Nos llegaba el olor a café y a tortos que nos preparaba Zulima. Y entonces llegaba la resurrección. Normalmente acompañada del ruido del termo de agua caliente que había en la habitación, todos sabíamos, que la vibración del mismo, era culpa del aire de las cañerías. Entonces salíamos a coger un sitio en el escañu de la cocina, eso si, de los que no estaban reservados, y se producía la total resurrección, y entonces si que estábamos de nuevo en casa.
"El hogar no es un lugar, más bien es un tiempo, que cuando pasa no vuelve"
Por eso yo te saludo. ¡Hola! Holan.
RESURRECCIÓN
¿Qué después de esta vida tengamos que despertarnos algún día
al terrible estruendo de trompetas y clarines?
Perdóname, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrección
lo anunciará el simple canto de un gallo...
Entonces nos quedaremos todavía un momento tendidos.
La primera en levantarse
será mama... La oiremos
encender sigilosamente el fuego
poner sin ruido el agua sobre la estufa
y coger suavemente del armario el molinillo de café
entonces estaremos de nuevo en casa.
Vladimir Holan
La foto está hecha por Wences Bover y es de la cocina de LLueves, algun día que nos reunimos para otro ritual gastronomico. EL BORONCHU, que necesita para su buen condimento el hogar de leña y que este tenga una buena temperatura.