Cuando Emily Dickinson murió, la familia descubrió mil ochocientos poemas guardados en su dormitorio.
De sus antepasado puritanos heredó el aburrimiento. Los caballeros hacían política y negocios y las damas perpetuaban la especie y vivían enfermas.
Emily habitó la soledad y el silencio. Encerrada en su dormitorio, inventaba poemas que violaban las leyes, y allí escribía una carta por día a su cuñada, Susan, y se la enviaba por correo, aunque ella vivía en la casa de al lado.
Esos poemas y esas cartas fundaron su santuario secreto, donde quisieron ser libres sus dolores escondidos y sus prohibidos deseos.
Eduardo Galeano Espejos
Ahí van dos poemas, uno el 288. Con dos versiones diferentes, a mi me gusta más la primera. El otro, Ensueño, es un poema, con el que estoy de acuerdo, yo viajo mucho con los libros. Viajo por todo el mundo, conozco personajes diferentes, y todo sin salir de casa. Los libros los quiero tanto que incluso los meto conmigo en la cama, y además no necesitan pilas. Por lo tanto gasto cero.
SOY NADIE
Soy nadie. ¿Tú quién eres?
¿Eres tú también nadie?
Ya somos dos entonces. No lo digas:
lo contarían, sabes.
Qué tristeza ser alguien,
qué público: como una rana
decir el propio nombre junio entero
para una charca admiradora.
Versión de L.S.
¡No soy nadie! ¿Quién eres tú?
¿Eres tú. -Nadie- también?
¿Somos entonces dos?
¡No lo cuentes! ¡Sabes que lo dirán!
¡ Que triste- ser- alguien!
¡Que vulgar -como una rana-
recitar el propio nombre -a lo largo de todo Junio-
a un admirado pantano!
ENSUEÑO
Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el mas brioso y rápido corcel.
Aún el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.
Emily Dickinson