Este libro lo componen cuarenta y tres relatos basados en la vida de la autora, una mujer que se casó tres veces tuvo cuatro hijos fue alcohólica y trabajó en innumerables oficios. Una persona así tiene mucho que contar y Lucia Berlin, además, lo sabe contar. Cuando tenía once años, una tía mía me regaló un diario. Lo único que escribí fue: "He ido al colegio, he hecho los deberes". Así que empecé a hacer cosas malas para tener algo que contar". No hay mal que por bien no venga. Ni uno solo de los relatos te deja indiferente y mucho menos te aburre. La mayoría de los escritores utilizan accesorios y decorados de su propia vida. Lucia Berlin se mueve en la fina linea que separa a la autora del personaje dándole la vuelta a ese disco horrible que fue su vida y transformándolo en música. Max la oyó y me sonrío, ves, amor, ahora estamos en la cara B. A lo mejor la explicación de que existan tantos escritores alcohólicos la tenga uno de los personajes del relato titulado; "Haber esa sonrisa". Los dos somos alcohólicos, y eso es malo depende como lo mires, pero es bueno si piensas cuánto nos ayuda a contarnos cosas que nunca las habríamos dicho a nadie. Relatos llenos de verdad con los que no se aburriría ni "La Mujer de Villar" en el Palco del Vicente Calderón.
Debe ser uno de esos libros que empizas a leerlo y no paras.
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