martes, 17 de noviembre de 2015

ARENAS MOVEDIZAS

"Dios, deja que mi alma alcance la madurez antes de cosecharla"
Selma Lagerlöf

Arenas Movedizas es el legado que nos deja el escritor Henning Mankell antes de que su vida se pierda en la nada. Al escritor le acaban de detectar un cáncer y siente la llamada de la tierra, pero antes de abandonar el mundo, hace un repaso a los acontecimientos que marcaron su vida y la de la humanidad. "Escribir, me dije, era iluminar con la linterna los rincones en penumbra y, en la medida de mis posibilidades, desvelar lo que otros trataban de esconder. Lo consigue en su mejor libro. Cuando llegamos a la meta final, a ser posible a su hora, el único premio conocido es el de que los buenos recuerdos superen a los malos, lo demás son puras especulaciones. El corazón, nuestro sirviente fiel, llegará un día que se canse de latir y diga basta, hasta aquí hemos llegado, entonces estamos condenados a ser olvidados. Un día de 2013, en Maputo, el escritor se sienta a comer con un médico suizo que se llama Renée y que ha operado del corazón a cuatro mil niños desde que empezó a estar en activo y de pronto empieza a hablarle de su amor por el corazón:

El corazón es un músculo. Nada más. Luego Renée empieza a contarme los secretos del corazón, totalmente desconocidos para mi; un relato fascinante.
-Cuando nace un niño, el corazón ya lleva un tiempo latiendo. Tiene un recorrido largo antes de que el niño venga al mundo. Después de la fecundación, los músculos del corazón empiezan a moverse despacio el vigésimo octavo día. Al cabo de tres días de entrenamiento, el corazón empieza a latir el día trigésimo primero.
-¿Así de exacto?-pregunto.
-Así de exacto. Pueden darse casos aislado de treinta y dos o treinta y tres días. Pero si el corazón no ha empezado a funcionar antes del trigésimo quinto día el niño no vivirá.
La conclusión es obvia. Cuando nace un niño su corazón lleva latiendo ocho meses. Todos los procesos fisiológicos fundamentales los decide desde un primer momento ese músculo pertinaz que bombea la sangre por el cuerpo sin parar...En realidad, está programado para funcionar de treinta y cinco a cuarenta años. Lo que hace unas generaciones era una edad avanzada también en Europa aún es una esperanza de vida media en muchos países pobres. Pero el músculo del corazón ha resultado gozar de una resistencia insospechada. El músculo continúa trabajando, aunque tenga que bombear el doble de rápido de la velocidad para la que está diseñado.
Antes de despedirnos, le pregunto qué forma tendrá el corazón humano dentro de cien mil años. ¿Seguirá desarrollándose?
-Cien mil años es muy poco tiempo.

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