jueves, 30 de abril de 2015

UNA DE ROMANOS


Salimos del aeropuerto de Santander a las ocho, y, a las diez estábamos en Ciampino. Por solo cuarenta y cinco euros contratamos al Fittipaldi italiano. Nada más salir del aeropuerto se saltó el Stop y todas las rayas continuas y semáforos que encontró en su recorrido. En los constantes cambios de carril pasamos por la primera Iglesia del recorrido y Fitipaldi se santiguó. El resto del recorrido fuimos Urbi et Orbi. Nunca le preguntes a un taxista italiano: ¿cuánto cuesta la carrera?


Todos los caminos conducen a Roma: peatones, motos, coches y tranvías lo comparten todo, incluidas, dónde existen, las aceras. Para que van a poner una acera si al día siguiente continuaran buscando el tesoro, la ciudad es una ruina, pero una ruina maravillosa. En Roma también entendí lo de la carabina. Cada pareja de Carabinieris va acompañado por otro y en muchos casos por dos carabinas más. En algunos lugares, su presencia es de tal calibre carabinero, que casi no se ven los monumentos. Si a cada uniformado de Roma: carabinieris, policias, guardias Suizos, soldados, curas y monjas les dieran una escoba, la ciudad luciría como la patena. En el Vaticano utilizan aspiradoras. Visitar los Museos Vaticanos, veintisiete euros por persona. Qué maravilla La Capilla Sixtina. En esta ciudad encontraras más historia que en ninguna del mundo. Dos consejos, evitar los fines de Semana y llevar una audio guía para móvil que cuesta cuatro euros y vale la pena.




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