martes, 10 de marzo de 2015

LA QUINTA ESQUINA

La historia explica con facilidad el destino de una clase social entera, pero no puede explicar la vida de un ser humano. La red por medio de la cual los historiadores intentan atrapar los fenómenos de la realidad es de mallas demasiado grandes: mi patio y toda mi vida se cuelan por entre ellas y yo siempre resulto insignificante, carente de interés para la historia.
Hay un sistema para hacerse irrepetible, aunque sea para uno mismo, recordar la propia juventud. Y entonces resulta asombroso. Cuando uno es joven y vive rodeado de jóvenes, le parece que todos tenemos un destino común. Pero pasa el tiempo, los destinos serpentean y se enroscan, arden como una mecha lenta, y entonces cada uno de nosotros se apaga o explota a su manera.
Cuando uno piensa en sus padres ocurre una extraña aberración de la memoria: siempre son viejos para nosotros, y, sin embargo, en aquel tiempo, mi viejo padre tenia poco más de cuarenta años . Hoy podía ser mi hijo.

LA QUINTA ESQUINA
IZRAÍL MÉTTER


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