Suaves días de sol en septiembre.
Es tiempo de cosechar. Aún quedan
arándanos en el bosque,
se ruborizarán los escaramujos
junto a las vallas, se sueltan las
redes y racimos negros de zarzamoras
brillan entre los matorrales,
los tordos buscan las últimas grosellas,
y las avispas chupan las últimas ciruelas.
Al atardecer dejo la escalera y cuelgo
el cubo en el cobertizo, los áridos glaciares
tienen ya una fina capa de nieve recién caída.
Y yo, acostado en mi cama,
oigo los golpes de los pescadores de espadín,
cuando salen.
Sé que durante toda la noche se deslizan
con potentes focos buscando por el fiordo.
Olava Johannesen Haugen
Es tiempo de cosechar. Aún quedan
arándanos en el bosque,
se ruborizarán los escaramujos
junto a las vallas, se sueltan las
redes y racimos negros de zarzamoras
brillan entre los matorrales,
los tordos buscan las últimas grosellas,
y las avispas chupan las últimas ciruelas.
Al atardecer dejo la escalera y cuelgo
el cubo en el cobertizo, los áridos glaciares
tienen ya una fina capa de nieve recién caída.
Y yo, acostado en mi cama,
oigo los golpes de los pescadores de espadín,
cuando salen.
Sé que durante toda la noche se deslizan
con potentes focos buscando por el fiordo.
Olava Johannesen Haugen
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