Moneditas encontradas en el último rincón del chaleco
son estos días en los que disfruto
de la complicidad de un libro,
una sonrisa, un sabor, quizá el descanso...
El tiempo hizo de nuestras horas cantos rodados
cada vez más suaves.
Agradezcámosle a los años
esta manera tan gentil de prepararnos para la despedida.
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