Existen muchas categorías de personas que, por vocación o situación forzada, se enfrentan programáticamente con la muerte. Como si estuvieran citados con ella. Los radiólogos, por ejemplo. Ayer, hoy no tanto, sabían matemáticamente que perderían una falange, una mano, la nariz. No sólo en tiempo de guerra. Siempre. Conozco a uno desde niño: a distancia de años, de cuando en cuando le volvía a ver con un dedo menos. Y lo sabía, lo aceptaba. Los niños de Palma di Montechiaro (Agrigento) son héroes a la fuerza, mártires de la vida: el tracoma forma parte de su oficio de vivir.
HIMNO DEL FUNDIDOR
"De la muerte yo me rio:
trabajo en la fundición!
¡Caer a metal fundido
es como hacer el amor!
Quando scendo in fonderia.
alla morte rido en viso!
piombo gíù en el piombo fuso
come andare a far l´amor!
HIMNO DE LOS NIÑOS DE PALMA
Dalla terra di Sicilia
maceremo un di su Roma
me ne frego del tracomo
la mía amante è povertà!
Omorata Società
io ti giuro fedeltà!
Compuestos estos (y otros) himnos , dada una conciencia de ejército y de bandera a estas cohortes de héroes ignorados, propongo una gran fiesta sagrada a Nuestra Señora Muerte a orillas del Mare nostrum. En Livorno, por ejemplo.
DIARIO MÍNIMO
UMBERTO ECO
NEXOS
EDICIONES PENÍNSULA.
Marzo 1960
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