Manuel Portela Valladares tenía fama de violento más que de enérgico. Con altibajos y accesos de furor o de alegría. Había estado en las tertulias de comienzos de siglo, en el "sector gallego" de Valle Inclán, Barghiela, etc. Mi tío Pío le tenía simpatía. Mi padre, también. Poco después de que fuera nombrado presidente de la República, mi padre se encontró con cierta dificultad de trabajo y pensó pedirle ayuda. Portela le citó una noche en la presidencia, creo que ocupaba unas cámaras altas, donde decían que se paseaba en paños menores produciendo la admiración y el espanto de los empleado. No sería cosa de despreciar el espectáculo de aquel anciano alto, fino, flaco, de cara angulosa y largo pelo blanco alborotado, haciendo de padre Adán, ante cagatintas, mecanógrafas y bedeles. El caso es que mi padre fue a verle, habló de su asunto, luego hablaron de recuerdos de juventud y al final recibió de Portela la confidencia más extraordinaria y que nos quedó gravada a todos los de la casa: "Si las elecciones próximas las ganan las derechas-le dijo-, La República durará algo. Si las ganan las izquierda, cuente usted con su fin.
Los Baroja
Julio Caro Baroja
RBA
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