Vino el duende que era embajador de la Dicha. Yo estaba ocupado en cosas inútiles, pero me placían momentáneamente...
-Ven luego-le dije.
Y mi vida, desde entonces, ha transcurrido aguardando desesperadamente al emisario, que no se ha vuelto a presentar jamás.
Iluminaciones en la sombra
Alejandro Sawa
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