A mi madre, cada año, por Reyes,
los Magos de Oriente le traian, aún le traen,
Carbón. Ella, mi madre, lejos de disgustarse,
se lo echaba a la cocina de leña, y ella,
la cocina, en aquellos años de necesidad,
calentaba nuestra sopa de letras.
y nos abrigaba
con su calor.
David González
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