Prisioneros italianos |
Somos los combatientes fieles de Mussolini.
Somos fuertes y estamos orgullosos del nombre de Italia.
Tan pronto como lleguemos a España,
aplastaremos a todos los comunistas.
¡Española encantadora!
Te liberaremos de la suerte que te amenaza.
Firma:
Fila de ametralladoras de los "Indomables"
Los italianos adoran las exposiciones. Envían al exterior pabellones de mármol y marcos dorados con proyectos de escuelas maravillosos, planos de carreteras, diagramas cuyas curvas demuestran el alto nivel de vida del pueblo italiano. Pero no hay rosa sin espina. En 1937, los italianos organizaron en la Península Ibérica una exposición jamas vista. Fue inaugurada en Guadalajara. Hombres vivos. Cientos de prisioneros, como muestra de lo que han hecho los fascistas con el pueblo italiano. ¿Prosperidad? Aquí, un parado. Tiene cuarenta y seis años, ocho hijos. A su lado, un mozalbete. Diecinueve años. Ha buscado empleo en vano. El gobierno italiano decidió matar dos pájaros de un tiro: conquistar España y deshacerse de sus parados. Ha enviado a España carne de cañón. Decenas de miles de hombres que pasaban hambre en el "país feliz" y que anhelaban un plato de sopa. Hombres que, en las manifestaciones fascistas, habían sido obligados a cantar el Himno al trabajo y no sabían en qué ocupar sus manos.
Somos fuertes y estamos orgullosos del nombre de Italia.
Tan pronto como lleguemos a España,
aplastaremos a todos los comunistas.
¡Española encantadora!
Te liberaremos de la suerte que te amenaza.
Firma:
Fila de ametralladoras de los "Indomables"
Los italianos adoran las exposiciones. Envían al exterior pabellones de mármol y marcos dorados con proyectos de escuelas maravillosos, planos de carreteras, diagramas cuyas curvas demuestran el alto nivel de vida del pueblo italiano. Pero no hay rosa sin espina. En 1937, los italianos organizaron en la Península Ibérica una exposición jamas vista. Fue inaugurada en Guadalajara. Hombres vivos. Cientos de prisioneros, como muestra de lo que han hecho los fascistas con el pueblo italiano. ¿Prosperidad? Aquí, un parado. Tiene cuarenta y seis años, ocho hijos. A su lado, un mozalbete. Diecinueve años. Ha buscado empleo en vano. El gobierno italiano decidió matar dos pájaros de un tiro: conquistar España y deshacerse de sus parados. Ha enviado a España carne de cañón. Decenas de miles de hombres que pasaban hambre en el "país feliz" y que anhelaban un plato de sopa. Hombres que, en las manifestaciones fascistas, habían sido obligados a cantar el Himno al trabajo y no sabían en qué ocupar sus manos.
¿Educación? Cerca de la mitad de los prisiones responden
-Analfabeto.
¿Higiene? El cuerpo expedicionario estaba provisto de lanzagases para destruir al enemigo, pero no tenían jabón. Estaban llenos de piojos.
¿Conciencia política? Si, señor, todos son miembros o están inscritos en el Partido Fascista, pero ninguno-y he interrogado a más de cien- supo explicarme qué era el fascismo. Sonriendo me decían:
-El partido sirve para que a uno le den de comer.
Se hicieron fascistas para recibir un plato de sopa que nunca llegaba.
Los republicanos no solo han vencido a unos batallones de italianos en Guadalajara: han destruido el mito del fascismo. Mientras los diplomáticos italianos exigen de los poderoso el reconocimiento del nuevo imperio romano, los campesinos de Castilla y Andalucía vencen a los legionarios de ese imperio. Unos campesinos que, hace pocos meses, ignoraban lo que era una ametralladora. Les ofrezco a mis colegas, los dramaturgos del imperio fascista, un tema excelente: "La doma de los indomables"
Corresponsal en España
Ilya Ehrenburg
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