DESCALZA, por la orilla de mi sueño,
como al borde de un río, la tristeza
escucha el tiempo del reloj, que reza
sus horas al ayer, con ciego empeño
de no morir jamás...¡El más pequeño
minuto del vivir en Dios empieza!
Si tornas, caminante, la cabeza,
lejos verás tu corazón sin dueño.
Descalza por la nieve va la vida,
noche de San Silvestre, noche pura
por donde viene el tiempo a nuestro encuentro.
Del último minuto desasida
la gota se derrama, pero dura
el latido de Dios que queda dentro.
Leopoldo Panero
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