viernes, 22 de abril de 2011

EL SUEÑO DEL CELTA

EL SUEÑO DEL CELTA
MARIO VARGAS LLOSA
ALFAGUARA

"Aunque sólo por un brevísimo paréntesis de siete días, el "sueño del celta" se hizo realidad: Irlanda, emancipada del ocupante británico, fue una nación independiente."

La novela de Mario Vargas  Llosa cuenta la vida de Roger Casement que fue uno de los grandes luchadores anticolionalistas y defensores de los derechos humanos y de las culturas indígenas de  su tiempo y un sacrificado combatiente por la emancipación de Irlanda. La novela está dividida en tres capítulos El Congo, La Amazonia e Irlanda. Los dos primeros son los más interesantes de la novela. El tercero trata de la lucha que sostuvo Sir Roger Casement  por la emancipación de Irlanda, y, de la ayuda que buscó y encontró, en la Alemania de Bismark  durante la primera guerra mundial. Debido a todo lo anterior sería acusado de traidor por la Inglaterra que le había nombrado Sir por la defensa de los derechos humanos. "...Si Alemania ganaba, Irlanda estaría más cerca de la independencia...El había hecho lo que hizo, no por Alemania, sino por Irlanda.
 La reputación de Roger estuvo en entredicho por la publicación de fragmentos de unos diarios de dudosa veracidad que en los últimos días de su vida, airearon unas escabrosas aventuras sexuales que le valieron el desprecio de muchos de sus compatriotas. "...Mi propia impresión -la de un novelista claro está- es que Roger Casemente escribió los famoso diarios pero no los vivió, no por lo menos integralmente, que hay en ellos mucho de exageración y ficción, que escribió ciertas cosas porque hubiera querido pero no pudo vivirlas.   

EL CONGO
Cuando Roger llegó al África, audaces mercaderes, las avanzadillas de LeopoldoII, comenzaban a internarse en el territorio congolés y a sacar los primeros marfiles, pieles y canastas de caucho de una región llena de árboles que transpiraban el látex negro, al alcance de quien quisiera recogerlo.
Esa riqueza era la maldición que había caído sobre esos desdichados y, de seguir así las cosas, los desaparecería de la faz de la tierra. A esa conclusión llegó en esos tres meses y diez días: si el caucho no se agotaba antes, serían los congoleses los que se agotarían con ese sistema que los estaba aniquilando por cientos y millares.
En todas las aldeas que Roger visitó, las quejas de los caciques eran idénticas: si todos los hombres se dedicasen a recoger caucho ¿cómo podrían salir y cultivar mandioca y otros alimentos para dar de comer a las autoridades, jefes, guardianes y peones? Además, los árboles de caucho se iban agotando, lo que obligaba a los recolectores a internarse cada vez más lejos, en regiones desconocidas e inhóspitas donde muchos habían sido atacados por leopardos, leones y víboras. No era posible cumplir con todas esas exigencias, por más esfuerzos que hicieran.
           LA AMAZONIA 
 Los barbadeses me han explicado que muchos indigeneas están marcados con las iniciales de la Compañía: CA, es decir, Casa Arana. Como las vacas, los caballos y los cerdos. Para que no se escapen ni se los roben los caucheros colombianos.
Roger comprendía el estado de ánimo de sus compañeros. Si a él, que, después de veinte años en África, creía haberlo visto todo, lo que aquí ocurrió lo tenía alterado, con los nervios rotos, viviendo momentos de total abatimiento, cómo sería para quienes habían pasado la mayor parte de su vida en un mundo civilizado, creyendo que así era el resto de la Tierra, sociedades con leyes, iglesias, policías y costumbres y una moral que impedía que los seres humanos actuaran como bestias 
(...)Unas elecciones muy particulares porque, según la ley electoral peruana, para tener derecho a voto hay que ser propietario y saber leer y escribir. Esto reduce el número de electores a unos pocos centenares de personas. En realidad, las elecciones se deciden en las oficinas de la casa Arana.
(...)Las acciones de la empresa de Julio C. Arana empezaron a caer en la Bolsa de Londres. Y, aunque ello se debía en parte a la competencia que ahora hacían al caucho amazónico las flamantes exportaciones de caucho procedente de las colonias británicas del Asia - Singapur, Malasia, Java, Sumatra, Ceilán- sembrado allá con retoños sacados de la Amazonía en una audaz operación de contrabando por el científico y aventurero inglés Henry Alexander Wickham, el hecho neurálgico del derrumbe de la Peruvian Amazon Company fue la  mala imagen que adquirió ante la opinión pública a raíz de la publicación del libro azul.

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