miércoles, 8 de diciembre de 2010

NO SE PUEDE MATAR A DIOS


El hombre siempre a tratado de conciliar lo que cree por fe con lo que cree por investigación experimental, es decir, conciliar lo inconciliable.Grave error. Fe e investigación científica son dos valores distinto del patrimonio ideal de la humanidad, y lo mejor es dejar a cada uno su valor intacto, y pensar que la riqueza del mundo es lo que  es por ser tantas las verdades.

Nueva Enciclopedia
Alberto Savino


...El mayor problema de la modernidad sigue siendo el problema religioso-dijo Bengt von Törne-. On ne peu pas tuer Diu.
 Y contó el episodio ocurrido un tiempo atrás en Turka, la ciudad finlandesa bañada por el golfo de Botnia. Un paracaidista soviético que había tomado tierra en los alrededores de la ciudad había sido apresado y encerrado en la prisión de Turka. El prisionero era un hombre de unos treinta años que trabajaba como obrero mecánico en una planta metalúrgica de Járkov, y un comunista convencido. De talante meditabundo, parecía no solo interesado sino también informado acerca de muchos problemas, sobre todo de tipo moral. Poseía una cultura sensiblemente superior a la de los udárniki y stajánovtsi, los obreros de esas "brigadas de asalto" que en las fabricas soviéticas tomaban el nombre de Stajánov, su inventor y organizador. En su celda de la prisión no hacia más que leer, con preferencia libros de argumento religiosos, que el director de la cárcel, interesado por un ejemplar humano tan singular y complejo, le permitía escoger de su biblioteca personal. Naturalmente era materialista y ateo.
Pasado un tiempo lo pusieron a trabajar como mecánico en el taller de la cárcel. Cierto día el prisionero solicitó hablar con un sacerdote. Un joven pastor luterano, muy estimado en Turka por su piedad y su doctrina, amén de célebre predicador, se llegó a la cárcel y fue conducido a la celda del paracaidista soviético. Los dos hombres se quedaron solos en la celda por espacio de casi dos horas. Cuando el pastor, terminado el coloquio, se levantó para salir, el prisionero le puso las manos sobre los hombros y, tras un momento de duda, lo abrazó. Los detalles aparecieron publicados en los periódicos de Turka. Pasadas unas semanas, el prisionero, que durante los últimos días parecía atormentado por un pensamiento secreto y doloroso, solicitó entrevistarse de nuevo con el pastor, que regresó a la cárcel y se encerró, como la primera vez, en la celda del comunista. Había trascurrido más o menos una hora cuando el carcelero, que hacia la ronda por el comedor, oyó los gritos de alguien pidiendo ayuda. Abre la celda y se encuentra al prisionero de pie, recostado en el muro, y frente a él, tendido en el suelo sobre un charco de sangre, al pastor. Antes de expirar, el pastor explicó que, al final del coloquio, el prisionero lo había abrazado y, al hacerlo, le había hundido una afilada hoja de hierro en la espalda. Durante el interrogatorio posterior, el asesino declaró haber matado al pastor porque éste, con la fuerza de sus argumentos, había turbado su conciencia de comunista y ateo. Lo condenaron a muerte y fue fusilado.
-Quiso matar a Dios- concluyó Bengt vonTörne- en la figura del pastor.

Kaputt
Curzio Malaparte

P.D. Dibujo de  Clifford Harper

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