Felipe II a los 31 años (Antonio Moro) |
El 9 de marzo de 1526, Carlos V, sacro emperador romano y gobernado de España, Mexico, los Países Bajos y gran parte de Italia entró a caballo por primera vez en una Sevilla bulliciosa y en rápido crecimiento. Todavía en ropa de viaje y cubierto de polvo, desmontó en el patio del Alcázar Real y fue a la habitación donde esperaba su prima, la princesa Isabel de Portugal. Había sido dispuesto que los dos se casaran, y fueron desposados enseguida. Carlos entonces se retiró a cambiarse y descansar hasta la una de la mañana siguiente, cuando él e Isabel se casaron, Después de la misa nupcial, se retiraron juntos a la cama.
Felipe II nació el 21 de mayo de 1527, en presencia de su padre y de los príncipes nobles. Como ocurre con frecuencia con un primogénito, el parto fue difícil- los dolores duraron trece horas- y su madre pidió que se colocase un velo sobre su rostro para que no se viese su angustia. "Puedo morir pero no gritaré", fue su firme reprimenda a una comadrona que le instaba a dar rienda suelta a sus sentimientos. Dos semanas más tarde se bautizo al niño, y cuando acabó la ceremonia el heraldo gritó con voz fuerte tres veces: "Don Felipe, por la gracia de Dios príncipe de Spaña".
Cuando Felipe II tenía solamente doce años, murió su madre. El joven príncipe se vio obligado por el protocolo de la corte a encabezar el cortejo desde Toledo, donde murió la emperatriz, hasta la tumba de sus antepasado en Granada. Mientras, Carlos V se encerró en un monasterio y guardó luto durante ocho semanas.
El viaje fue memorable para otros, además del príncipe. El cuerpo de la emperatriz se corrompió mucho por el calor del verano, de forma que cuando abrieron el ataúd en Granada para una identificación última antes de proceder al entierro, el marqués de Lombay no pudo saber si el cadáver era el de su difunta soberana. Espantado por este ejemplo de "corrupción terrenal", Lombary renunció a la corte, tomó los hábitos y llegó a ser tercer general de los jesuitas, siendo canonizado póstumamente como San Francisco de Borja.
FELIPE II
Geoffrey Parker
Alianza Editorial
Nota:
La huellas dactilares se forman a los 120 días de vida intrauterina y sólo desaparecen con la desintegración de los tejidos. "Las acusaciones de su hermano Enrique de Trastamara de que Pedro el Cruel no era hijo de Alfonso XI provocó que todas las reinas de España dieran a luz con un protocolo curioso: Los partos eran presenciados por el Rey, miembros de la familia, miembros de la nobleza, embajadores de las potencias extranjeras y el nuncio del Papa.
Antonio Garrido- Lestache
El País (15-3-2010)
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