Una vez más, ante el retrato de Carlos II por Carreño de Miranda, este niño de enormes ojos melancólicos con quien parece haber jugado todo el mundo como una cosa, y parecen seguir jugando en buena parte los historiadores, habiéndolo convertido en una especie de rata de laboratorio para experimentar sobre él acerca de complejos y resentimientos. Pero es claro que, a esta clase de pobrecillos, los jueces y los juicios de la Historia les tiene al fresco.
José Jiménez Lozano
ADVENIMIENTOS
Carlos II 1675. Oleo sobre lienzo. 201 x 141 cm
P:D: Carreño de Miranda tenía un apellido muy adecuado para un pintor. Además, se pasó toda la vida, de Miranda ¡quién pudiera!
eso digo yo...., ¿como lo hacéis?
ResponderEliminarNo se como lo haría Carreño. Bueno sí, tendría un padre De Miranda todo el día.
ResponderEliminar¿Qué cómo lo hago yo? muy fácil. Me acuesto en el sofácama*,cojo el mando de la tele, selecciono el diario de Patricia, y ya estoy de Miranda muy agustito.
*Mi especialidad
Miner, me da que éste fue un poco infeliz. Le amargaron hasta en su agonía...eso dicen alguns historiadores. Que lo pusieron entre la espada de los Austrias y la pared de los Borbones. O al revés. Da igual...Pero me da que ni morirse tranquilo pudo el hombre...Me inspira compasión, qué quieres que te diga....
ResponderEliminarPero yo pa reyes ya sabes que sólo acepto al "Bombón I"
Y viva la república.
Un abrazo.
No me extraña que sólo aceptes al Bombón I. A mi me pasó igual,fue poner la corona, mirarme en el espejo, y caer rendido a mis pies.
ResponderEliminarDesde entonces soy ¡Bombonista!
¡Miner ponme la bombona que se me acabó el gas!
Yo en mi real casa el único mando que manejo, ye el de la tele, y cuando queda libre.
Mi abuela me llamaba "mi reina", cuánto la hecho de menos.
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