viernes, 22 de junio de 2018

LA SONRISA DEL TIEMPO

EN LA MISA de San Antonio, durante el ofertorio, la cesta estaba a rebosar de monedas y billetes. Al día siguiente, durante el entierro de P., solo quedaba calderilla. Cuarenta y dos personas asistimos al funeral sin contar al cura. Yo me quisiera morir/y sentir tocar a muerto/sólo para ver quién hacia /de mi muerte sentimiento. (Copla de Extremadura)

EN LEÓN a una enfermedad epidémica leve se la conoce como andancio. En algunos lugares de Asturias la epidemia leve se la conoce como andaz. En los veranos el andaz se transmite por el agua. Morir por beber agua es como morir de nada. Es una muerte incolora, inodora e insípida.

N. TIENE MÁS de noventa años. Lo encuentro por la calle acompañado de sus recuerdo. No queda nadie de su generación. N. que fue un buen compañero sigue siendo una buena persona. Llega un momento en la que pasamos a ser una pieza más del decorado de la vida.

EL SASTRE SE llamaba don Leonardo. Había aprendido en Cuba, tenía una mirada emigrada y lánguida que se transmitía a sus vástagos. Si yo no amase tanto las palabras, traería aquí lo de que una imagen vale más que mil palabras, lo digo por la figura ahilada del poeta Carvajal en una tarde de otoño favorecedora del misterio. LA IMPOSICIÓN DE MANOS (Antonio Pereira)

TENGO UNOS VECINOS por los que no pasa el tiempo. De jóvenes eran tan antiguos como ahora. Gastan una ropa y unos complementos que no desentonaría en una reunión de Testigos de Jehova. Van siempre como huyendo. Queda descartado que les persiga el pasado.

UNA PERIODISTA le preguntó a Mariano Rajoy si estaba nervioso en su primer día de trabajo. "Je je, por qué, estoy acostumbrado a trabajar". Una cosa es que a uno le registren la propiedad y otra, muy distinta, ser registrador de la propiedad. 

EN LOS ANUNCIOS de relojes las agujas siempre marcan las diez y diez. La sonrisa del reloj. Las agujas a lo largo del día pasan por todos los estados de animo. Cuando se cruzan se dan la en hora buena y cuando se acerca la noche, a las ocho y veinte, forman un gesto triste. A las doce del medio día lanza las campanadas al vuelo, es la hora del Angelus. 

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