viernes, 23 de agosto de 2013

PERDEMOS LA CABEZA POR UN ÓVULO

En el "acto" las mujeres pierden la virginidad y los hombres perdemos la información ,y, como no podía ser de otra manera, la información la perdemos por la cola. A los hombres siempre nos perdió la cola. El ADN es el código genético y no se transmite por el polvo sino por la célula viva (lodo). Hay dos tipos de ADN el nuclear y el mitocondrial. Mejor seguimos con el acto. El mitocondrial se encuentra en la propia célula y no se destruye tan fácilmente como el nuclear. Vamos al grano.  La sustancia está en el óvulo femenino y en la cola de los espermatozoides, cuando el esperma fertiliza al ovulo, la jodimos, la cola del espermatozoide se rompe y, adiós información. Sí, así ye como los hombres perdemos la información, por la cola, siendo la mujer la que, de generación en generación, la transmite. Todo niño tiene el ADN mitocondrial de su madre, siendo muy raros los cambios que se pueden producir, uno cada dos o tres mil años. Consumir preferentemente antes de dos mil años. Ya sabíamos quien mandaba en casa y ahora, por culpa del jodido ADN, ya sabemos quien  manda en el mundo. La mamá. Si los huesos no se incineran, el ADN de nuestras madres perdura en ellos durante años.  
Victoria de Hesse hermana de la Romanov Alejandra se lo transmitió  a sus hijos, entre ellos al príncipe Felipe. En julio de 1993 se le extrajo sangre, que por cierto no era azul, y el ADN se comparó con  el ADN oseo de la zarina Alejandra, ambas muestras tenían el mismo ADN en casi un 99%. Conclusión, las mujeres nos persiguen hasta en la tumba. 



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