miércoles, 15 de diciembre de 2010

PALABRAS QUE CURAN

Miguel Torga

Lo que cura es el aire que exhalan las palabras. (Hector Abad Faciolince)

"En Babilonia sacan de sus casas a los enfermos llevándolos a las plazas, porque los babilonios no tenían médicos. Los transeúntes se acercan al enfermo y si tuvieron ellos una enfermedad parecida o conocieron a alguna persona que la hubiera tenido, le dan consejos sobre dicha enfermedad, invitándoles a hacer lo mismo que ellos hicieron o vieron hacer para curarse. Está prohibido pasar junto a un enfermo en silencio y sin preguntarle qué enfermedad padece.

Herodoto (Clio,197)

Dar sin pedir es el único don de los dioses al alcance de los humanos.

¡Bendita la fuerza con que nací! me estoy muriendo infundiéndole valor a los demás. ¡La convicción con que a veces engaño a mis pacientes! Pero ser médico consiste también en esto, en tener capacidad de mentir persuasivamente cuando la verdad es lo opuesto a la esperanza.
En mi larga vida de médico, solo he tenido una preocupación: entender el sufrimiento ajeno incluso cuando me parecía objetivamente injustificado. No juzgarlo en ningún caso como una debilidad criticable, sino como una desgracia remediable. Y he oído más en confesión que he auscultado, me he valido siempre más del corazón que de la sabiduría. He secado más lagrimas que recetado medicamentos. He hecho de la esperanza el gran arma de mi arsenal terapéutico. Esperanza que yo no tenia muchas veces, pero que, incluso fingida, hacía milagros. No hay persona más crédula que un desesperado. Mentirle, engañarle, es casi una obligación moral ¿Se le podrá dar una solidaridad más beneficiosa?
Así recibiendo lecciones consecutivas de la sabiduría del pueblo, aprende uno humildemente, que nada sabe el que no consigue siquiera deletrear el abecedario de la realidad.



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Miguel Torga

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